Con arena en la mochilaEuropaNoruegaNoruega

Quizás lo primero que nos viene a la mente cuando se habla de Noruega son los fiordos y el verde impoluto de la tundra. Efectivamente para nuestra primera incursión en el país nórdico, íbamos a centrar nuestra visita en la parte sur del país, donde se encuentran la mayor parte de estos accidentes geográficos. Así podríamos disfrutar de la máxima naturaleza posible en el poco tiempo que disponíamos.

Si bien solemos viajar a países cálidos o tropicales en caso de aprovechar la ocasión, en esta escapada nos iríamos a Escandinavia dejando de lado los más de 30 grados que habíamos tenido durante todo el verano en el sur de Francia. Eran muchos los destinos que habíamos barajado: Lisboa, Budapest, Nápoles… pero cuando algo se le mete en la cabeza a Ely es imposible quitárselo. Quería naturaleza y una oferta de Norwegian de Barcelona a Bergen, nos pondría en la segunda ciudad noruega en poco más de 3 horas. Sabíamos que el país bien merece muchos más días, pero con los seis que teníamos buscamos toda la información necesaria para realizar una buena ruta a modo de road trip y viendo algún que otro must del país como el Preikestolen o el Naeroyfjord.

Itinerario

Realizamos una ruta más o menos circular entre Bergen y Stavanger moviéndonos mediante un vehículo de alquiler pasando por puentes, túneles, ferrys y toda la infraestructura de la que dispone Noruega para salvar la difícil orografía que posee.

Día 1 De Bergen a Voss

Día 2 Gudvangen, Flam y crucero por Naeroyfjord

Día 3 Eidfjord

Día 4 Preikestolen y Stavanger

Día 5 Bergen

Alojamiento

Teniendo en cuenta que en Septiembre las temperaturas todavía podían ser un poco soportables y viendo el precio de los alojamientos noruegos, nos decidimos por acampar al aire libre o en campings como el de Preikestolen Camping situado en la base del famoso púlpito, algo muy extendido en Noruega. Más tarde comprobaríamos que la humedad del suelo y los 14 grados nos acabarían doblegando. Nuestro coche sería el mejor aliado en las frías noches del norte…

Por suerte las dos últimas noches en Bergen pudimos dormir en una cama calentita y descansar con la espalda recta, algo que necesitábamos como el agua. Llegamos reventados de conducir desde Stavanger y caímos rendidos en el hotel Scandic Bergen Airportque encontramos a través de HotelsCombined.  Habíamos tomado dos ferrys, pasado incontables túneles y no se cuántos puentes más, visitado la ciudad y la pateada de subida al Preikestolen, casi nada. El hotel estaba muy bien, con un desayuno completísimo y a un precio correcto para los estándares noruegos en un hotel de tres estrellas, 1140 NOK.

Scandic Bergen Airport Noruega

Para la noche en Bergen ciudad nos alojamos en el City Apartment Hotel (Christies Gate 14), un hotel cutrecillo en un inmueble antiguo lleno de apartamentos pequeños. Lo bueno es que está bien situado y no deja de estar limpio, a parte del precio que fue lo más barato que encontramos, 791 NOK.

Bergen: La puerta de entrada a los fiordos

El avión de Norwegian aterrizaba entre un mar de nubes en el aeropuerto de Bergen… al traste con ver ese paisaje tan verde desde las alturas, aunque la vista que nos regaló de los Pirineos completamente despejados fue una pasada. La compañía nos sorprendió para bien, no es de extrañar puesto que llevan unos cuantos años siendo la mejor low cost de Europa y de las mejores del mundo junto con Air Asia. Hasta tenían wifi gratuito a bordo!

Norwegian Noruega

Como indicamos en el itinerario, no fue hasta el último día de viaje que visitamos la denominada como “La puerta de entrada a los fiordos”, pero ya que llegamos en avión hasta esta ciudad portuaria de la costa noruega, le dedicaremos aquí su apartado. Para ir desde el aeropuerto hasta el centro  lo que más se utiliza es el bus que los une realizando hasta cuatro paradas, llamado Flybussen. El billete hay que sacarlo en unas máquinas fuera del aeropuerto ya que sale más barato que comprarlo directamente al billetero. El coste fue de 370 NOK ida y vuelta para los dos.

Se dice de esta ciudad que es la más lluviosa de Noruega y entre las más pasadas por agua de toda Europa, con más de 200 días al año de lluvia. La verdad, no nos extraña porque nos llovió buena parte del día que tuvimos para visitarla y el situarse en un valle con siete colinas que la rodean tampoco es que ayude. La lluvia no nos amedranta (menos tras haber vivido 4 años en una de las regiones más lluviosas de Francia) pero sí que desluce siempre una visita a cualquier sitio y más aún si se trata de una ciudad. Nos pateamos Bergen prácticamente en su totalidad, pero entre que el tiempo no acompañó y que no supimos verle el encanto que tanto habíamos leído, no nos acabó de convencer.

Nos alojábamos a pocos pasos de la iglesia Johanneskirken de color rojizo y muy cerquita de Festplassen, donde hay un parque bastante chulo con un lago, el Lille Lungegardsvannet, aunque fue imposible de parar por la fuerte lluvia… Nos fuimos directos al muelle de Bergen a resguardarnos lo que pudimos en el archiconocido Fisketorget o mercado de pescado. Este mercado suele abrir sus tenderetes de 8 a 16h de Septiembre a Mayo y hasta las 19h en los meses de pleno verano de Junio a Agosto. La mayoría de puestos tienen sus mesas para poder comer allí mismo aunque los precios son prohibitivos, cualquier plato pasa de 30 euros para arriba fácilmente. Como habíamos escuchado hay muchos españoles trabajando allí vendiendo el pescado a los que por allí se acercan y dando a probar trocitos de distintos pescados y conservas. Podemos encontrar desde salmón salvaje a 80 euros el kilo hasta carne de ballena, algo que nos tocó muchísimo la moral. Sabíamos que Noruega junto con Japón e Islandia son los únicos tres países que continúan con la caza de ballena, pero verlo en directo nos hizo ver que este mundo se va a pique. En resumen, para nosotros estuvo bien ver que se cocía por allí a pesar de los precios intocables, un vistazo rápido y listo.

Fisketorget Bergen Noruega

Fisketorget Bergen Noruega

Fisketorget Bergen Noruega

De aquí a pocos pasos nos fuimos hasta Bryggen, la postal por excelencia de Bergen y la imagen que sale en todas las postales, además de haber sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1979. El barrio más antiguo de la ciudad se sitúa en la orilla oriental del puerto de Vägen y literalmente quiere decir “muelle”, aunque antes de la Segunda Guerra Mundial se le conocía como Tyskebryggen o “Muelle de los alemanes”.

La razón de que se le conociese por este nombre, no es más que la importancia que tuvo esta zona durante los siglos XII y XIII para los comerciantes alemanes de la Liga Hanseática. Fueron ellos los que establecieron aquí una de sus bases para importar y exportar, siendo Bergen por aquel entonces la capital de Noruega y una de las bases comerciales más importantes en Europa.

Bryggen Bergen Noruega

Bryggen Bergen Noruega

Hoy en día las casas de madrera con distintos colores que quedan alineadas frente al muelle, son los restos más evidentes de aquella época. Los varios incendios que han sufrido y los débiles cimientos hacen que muchas estén inclinadas y en constante renovación y actualmente se pueden recorrer 58 edificios, tan sólo el 25% de los que originalmente estaban construidos. Antes ocupados por almacenes de pescado curado y viviendas, hoy albergan tiendas de souvenirs, joyas, restaurantes y terrazas. Merece la pena pasear no sólo por el frente sino por la parte posterior de los edificios para ver las construcciones desde otro punto de vista y recorrer las pequeñas callejuelas de madera. Si uno quiere adentrarse en este periodo de la historia, puede visitar el Hanseatisk Museum que ocupa uno de los edificios de madera mostrando como era la vida por aquel entonces.

Bryggen Bergen Noruega

Bryggen Bergen Noruega

Precisamente en una de estas callejuelas vimos la nota negativa de Bryggen, cuando descubrimos una tienda que comercializaba con pieles. Naturalmente no dejaban hacer fotos y tenían pieles enteras de foca, osos polares, pardos, leopardo de las nieves y zorros árticos de cuerpo entero. Y hasta donde vamos a llegar? Montones de pieles se amontonaban para la venta… asco de negocio y punto negativo para quien deje instalar un comercio de ese tipo en un punto tan turístico e importante.

Seguimos a lo largo del puerto hasta la Rosenkrantztarnet, una fortaleza del siglo XVI situada justo en frente de un velero muy bonito anclado en el puerto. A poca distancia hicimos una parada en el edificio más antiguo de Bergen, que no es otro que la Mariakirken, una iglesia de piedra con dos torres gemelas que data del siglo XII.

Bergen Noruega

Seguía lloviendo y el cielo estaba bastante cubierto, con lo que muy a nuestro pesar decidimos no montar en el funicular Floibanen hasta el monte Floyen. Total para que, si no se veía ni torta! jeje. Se supone que desde aquí hay unas bonitas vistas de la ciudad y algunos senderos por recorrer en la montaña.

El hambre apretaba y a cambio de eso nos fuimos a degustar unos buenísimos perritos calientes al estilo noruego en el Quiosco Polse por 60 NOK cada uno. No es lujoso, pero en ese día de lluvia aquello parecía un manjar de los dioses. Es un pequeño puesto a pie de calle en Kong Oscars Gate, cerca de Bryggen.

 Polse Kiosk Bergen Noruega

                Polse Kiosk Bergen Noruega

Ya que teníamos tiempo por no subir hasta el monte Floyen decidimos rodear el puerto hasta la península de Nordnes, que queda justo al lado opuesto de Bryggen. Por aquí se puede dar un paseo por Strandgaten, que no deja de ser una calle comercial aunque agradable para pasear, hasta la iglesia de Nykirken. En el interior de la península de Nordnes también hay otro de los barrios más antiguos de la ciudad lleno de casas blancas de madera al estilo de Stavanger. Se puede recorrer por los alrededores de la calle Knosesmauet. Si nos hubiera tocado otro día mejor, quizá nos hubiéramos acercado en transporte público hasta el barrio de Paradis donde queda una de las pocas iglesias de madera del país, la Fantoft Stavkirke aunque esta esté restaurada completamente tras un incendio intencionado.

Bergen Noruega

Rumbo hacia Hardangerfjord

Volviendo atrás en el tiempo y dejando Bergen a un lado, retomamos nuestro road trip para disfrutar de la naturaleza noruega, el verdadero motivo que nos hizo volar hasta allí. Cuando aterrizamos en Bergen, nuestra primera misión fue coger el coche que habíamos alquilado con Thrifty, el cual resultó ser un Toyota Auris híbrido que consumía menos que un mechero. Eso sí, para acelerar, adelantar o subir cuestas le costaba lo suyo. Durante nuestro primer día el objetivo era llegar a dormir en los  alrededores de Voss dirigiéndonos hacia el nordeste.

Para ello decidimos ir recorriendo la Ruta Nacional número 7, una de las tantas carreteras que están marcadas por todo el país como de interés turístico debido al paisaje que las rodea. Esta carretera bordea el denominado Hardangerfjord, segundo más grande de Noruega y tercero del mundo con sus 180 km. Desde el sur de Bergen esta entrada de agua penetra hasta llegar a la meseta del Hardangervidda y su maravilloso paisaje de tundra.

Todo listo, pero nos faltaba una de las cosas más importantes… la tienda de campaña! Por no llevárnosla a cuestas y que nos pusieran problemas en el avión, decidimos comprar la tienda in situ, y nos las apañamos previa búsqueda en internet para buscar alguna tienda de deportes. De todas maneras nuestra búsqueda sería infructuosa hasta que no llegáramos a Norheimsund, donde encontramos nuestro preciado tesoro, por fin!!

Mientras más nos alejábamos de la zona de Bergen, el verde, los lagos sin fin y la naturaleza en sí, hacían cada vez más acto de presencia. Nuestra primera parada fue en la cascada de Fossenbratte, también llamada «Velo de Novia». Como todas las cascadas más conocidas de Noruega (que son un montón) están bien señalizadas a pie de carretera y son de fácil acceso. Un pequeño descenso por un terraplén nos lleva hasta los pies de la misma donde fácilmente quedamos empapados en apenas unos segundos. Hay una placa conmemorativa de una pareja que murió aquí en los años 50, una historia triste que se añade también al hecho que fue un enclave importante en la batalla que se libró en este lugar en la Segunda Guerra Mundial.

Fossenbratte Noruega

Fossenbratte Noruega

Siguiendo por la carretera, a 2 km antes de llegar a Norheimsund llegamos a otra de las cascadas más visitadas del país, las Steinsdalsfossen. A pesar de no ser muy altas para la media noruega, “tan sólo” 46 m, tienen la particularidad que se pueden ver “desde atrás”. Subiendo por la rampa que han habilitado, uno puede acceder hasta la cascada justo pasando por detrás de la caída principal, donde el ruido es ensordecedor.

Steinsdalsfossen Noruega

Steinsdalsfossen Noruega

Steinsdalsfossen Noruega

Steinsdalsfossen Noruega

Continuamos nuestro camino siendo ya media tarde y sin tener todavía ni tienda de campaña ni saber donde dormiríamos… pero eso nos encantaba! En un país como este donde la acampada libre se puede realizar en plena naturaleza no nos importaba demasiado. Al llegar a Norheimsund encontramos de milagro una tienda de deportes a punto de cerrar, que por suerte tenía tiendas de campaña bastante bien de precio y todavía quedaban horas de Sol para poder montarla tranquilamente más tarde. Dimos un pequeño paseo por el embarcadero de este pueblo típico a orillas del Hardangerfjord y seguimos dirección Voss.

Steinsdalsfossen Noruega

Steinsdalsfossen Noruega

Por el camino fuimos parando por lagos y algún pueblecito agradable donde comprar algunas provisiones como Oystese, Alvik o Kvanndal.  Primer contacto con los noruegos y los precios de supermercado: están entre difíciles de ver y exorbitantes. Una botella de agua, cuatro plátanos, una pequeña ensalada de col y pan… 14 euros. Aquello estaba al nivel de Australia o peor, aunque ya íbamos resabiados y teníamos embutido por doquier en el maletero jeje. En cuanto a los noruegos a pesar de que hablan muy bien inglés, no es que se prodiguen mucho en el diálogo, son más bien callados. La verdad es que nos sorprendió para mal más de una reacción algo seca como no saludar, dar las gracias… unos mínimos que cualquiera cumple. En todo caso no nos gusta juzgar a una población entera por una escapada de unos días, quizás sólo fue mala suerte.

Una de las curiosidades de estos pueblos a orillas del fiordo son las iglesias de madera, que suelen estar acompañadas de un cementerio alrededor sobre un césped impoluto y con vistas al agua y a las montañas. Desde luego de estos cementerios sí que se puede decir que son un remanso de paz.

Noruega

Noruega

Al llegar a Granvin tomamos la carretera 13 dirección Voss y enseguida vimos el lago Granvinsvatnet, situado entre montañas y a poca distancia de nuestra siguiente parada. Al poco de salir del pueblo, una carretera secundaria nos lleva por un bello paisaje hasta las cascadas Skjervsfossen, otra más para este día. La nieblina nos impedía ver a la perfección su caída pero lo bueno es que a esas horas ya no había nadie en el lugar. Entre el frío y el agua que salpicaba fue imposible llegar hasta los pies, pero continuando la subida de la carretera, se puede llegar hasta su parte superior y admirar la cortina que forma el agua a lo ancho de toda la pared.

Skjervfossen Noruega

Ya iba siendo tarde y estuvimos dudando si quedarnos por aquellos lares ya que el paisaje era muy bonito y el lugar solitario, pero decidimos aprovechar la luz que había hasta tarde en esta época de Septiembre para avanzar camino. Llegamos a Voss y comenzamos a buscar algún lugar al aire libre donde pudiéramos acampar. Sin comerlo ni beberlo pasamos de largo la ciudad en dirección a Flam por la E16 y nos plantamos en las Tvindefossen, las cuales también llevábamos apuntadas en nuestra ruta. Las queríamos ver bien con la luz del día ya para el día siguiente, así que decidimos acampar por los alrededores.

Con vistas a la cascada y en un prado al lado de un riachuelo, plantamos ni cortos ni perezosos nuestra tienda barateja. El suelo era una verdadera esponja y no había parado de chispear en todo el día. Si queríamos dormir allí, más nos valía abrigarnos! En todo caso el paisaje de fondo y la tranquilidad que había alrededor eran perfectos, no podíamos pedir más. Cenita de embutidos al vacío directa al estómago y a dormir… o eso pensábamos.

Tvindefossen Noruega

Corrían las 3 de la madrugada y nos dolían todos los huesos, el frío del suelo humedecido había calado hasta lo más profundo a pesar que el interior de la tienda se mantenía seco. Maldito frío noruego!  Y ahora que hacemos, si nos falta más de la mitad de la noche?? Pues vayámonos al coche, no? Cogimos nuestros sacos y acurrucándonos como pudimos descubrimos el infinito placer de dormir en el interior de nuestro Toyota Auris, algo que nos salvaría para el resto de siguientes noches.

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