Yaxhá: La casita de los monos aulladores al lado de la laguna turquesa

Entre la espesura de la selva del Petén y lejos del ruido se encuentra la olvidada Yaxhá, dentro del Parque Nacional Yaxhá Nakum Naranjo que engloba otros tres yacimientos arqueológicos de la civilización maya en las tierras bajas de Guatemala, ocupando algo más de 37000 hectáreas. Siempre a la sombra de la visitada Tikal, Yaxhá se encuentra a tan sólo 30 km al este, pero el limitado transporte y la menor notoriedad de sitio hace que no sea tan visitada. Tras nuestra experiencia no podemos decir que nos gustase más que Tikal pero tampoco menos, Yaxhá nos regaló una tarde espectacular entre sus ruinas y ese increíble ruido atronador de los monos aulladores.

Cómo llegar a Yaxhá

El transporte a Yaxhá es uno de los puntos que han hecho mantenerla un poco en segundo plano. Si bien existe un transporte colectivo como a Tikal a 100 GTQ por persona, son necesarias como mínimo tres individuos para que la pequeña furgoneta te acerque hasta el lugar. Por más que esperamos a ver si alguna persona de algún hotel en El Remate se animara a ir, no lo conseguimos y tuvimos que declinar esta opción.

La opción barata era tomar un bus que salía todos los días de Flores a las 7 de la mañana según Lonely Planet, pero tras alguna mala experiencia tras estos años con la guía (de la cual ya no nos fiamos tanto) también descartamos esta opción de jugárnoslo a una sola carta.

Finalmente tomamos el transporte privado a 300 GTQ entre los dos, aunque sin guía ( que sale a 375 GTQ) con el mismo Hotel Las Gardenias donde nos alojábamos en El Remate. No queríamos perdernos la oportunidad y finalmente acabamos pagando la pasta. Otra opción, aunque más arriesgada era tomar el bus local que te deja en la carretera principal. Desde aquí quedan 11 km hasta Yaxhá que hay que salvarlos a dedo y no quisimos tampoco arriesgarnos a que no pasara nadie.

Visita a Yaxhá

Al igual que en Tikal, nuestra visita sería por la tarde para así aprovechar el atardecer en un lugar tan bonito. El horario fue de 13:30 a 18:30, contando que desde El Remate se tarda unos 50 min en vehículo hasta la entrada del sitio. El precio de la entrada son 80 GTQ, casi la mitad que Tikal, aunque también se tarda la mitad en visitar el complejo necesitando unas 2 o 3 horas para ir tranquilamente.

La densa vegetación que rodea Yaxhá contrasta con las dos lagunas que la rodean: la Laguna Yaxhá y la Laguna Sacnab. Como su antiguo nombre indica, Yaxhá significa Yax “verde – azul” y há “agua” y es que el Sol reflejado en el agua verdosa de las lagunas atrajo a los mayas en su día como a los turistas actualmente. El lugar donde se sitúa pertenece también a la Reserva de la Biosfera Maya y los alrededores de las ruinas son sólo selva, lagunas y ríos alrededor de la pequeña colina en la cual se sitúan los templos principales.

A diferencia de la política y grandiosidad monumental de Tikal, Yaxhá era más un centro ceremonial del periodo clásico, donde abundaban palacios y templos ya desde el 600 ac cuando se comienza a tener documentación de su existencia. Como siempre una serie de calzadas, algunas de ellas ya existentes en la época de los mayas, unen todas las construcciones del sitio convirtiéndose en sendas donde disfrutar en primer plano de la naturaleza y la fauna que vive allí. Los protagonistas especiales son sin duda los monos aulladores. Habitantes del Yaxhá de hoy en día y amos y señores de las alturas, se mueven con agilidad y soltura por los árboles al son de sus gritos.

Complejo Astronómico Menor (Plaza C)

Situado justo a la entrada, estas pirámide gemelas hacían las funciones de observatorio astronómico y en ella se puede ver como los mayas construían una estructura encima de otra, viéndose las diferentes capas que la conforman. Desde aquí se encuentra a poca distancia el Templo 216, pero lo mejor siempre se guarda para el final…

Palacio del Juego de Pelota y Acrópolis Sur

Tomando la arbolada Calzada de las Canteras (hay que ser observador ya que aquí vimos bastantes aulladores) se llega hasta la Acrópolis Sur, un conjunto de ruinas desde el cual la aristocracia presenciaba el Juego de Pelota situado más abajo. Para no haber visto nunca ninguno nos resultó curioso, a pesar de no ser tan grande como los que se encuentran en México. Desde aquí sale también La Calzada del Lago, la que se creía en la antigüedad que era la principal entrada a la ciudad.

Gran Complejo Astronómico (Plaza F)

Merece la pena sudar y subir las escaleras de esta gran pirámide aún sin excavar y tragada por la vegetación para observar la inmensidad de Yaxhá. Desde aquí se cree que los mayas observaban el recorrido del Sol durante el año y así poder controlar el calendario de la siembra y las cosechas. Una vez arriba se observa entre el follaje la Acropolis Norte y al fondo el maravilloso Templo 216. Fue una parada perfecta para tomar la merienda entre tanta vegetación, sin ningún ruido… bueno sí, el de los monos araña que pasaron en tromba justo por encima de nuestras cabezas.

                          

Acrópolis Norte y Plaza de las Sombras (Complejo Maler)

En la Acrópolis Norte nos encontramos con tres grandes pirámides muy bien restauradas, a la más grande de las cuales se puede subir y observar de nuevo la inmensidad de la selva. Esta se trata de la misma que se observa también desde la Plaza F. En un trayecto por la selva y a través de la Calzada de las Aguadas se llega hasta la Plaza de las Sombras, quizá el lugar más solitario de Yaxhá donde no encontramos absolutamente a nadie y era utilizado como culto religioso.

Acrópolis Este y Estructura 216 (Templo de las Manos Rojas)

El plato fuerte de Yaxhá y especialmente recomendable dejarlo para lo último. Si nos han gustado las vistas de los dos lugares anteriores, el también llamado Templo de las Manos Rojas con sus más de 30 m nos regalará un bonito atardecer sobre la Laguna Yaxhá. Merece la pena observar la vida de la selva desde allí arriba y dar la vuelta al completo a la cúspide de la pirámide para sólo ver verde y más verde a 360º.

Como mezcla de naturaleza y ruinas arqueológicas creemos que Yaxhá no tiene nada que envidiar a Tikal. Nos resultó un broche de oro a nuestra primera incursión en el conocimiento de la civilización maya. Ojalá que continúe por muchos otros países vecinos!