AsiaCon arena en la mochilaIndonesiaIndonesia KomodoSudeste ÁsiaticoDragón Komodo Rinca Indonesia

El gran dragón de Komodo y volando por la “Manta’s highway”

Quizá este fue uno de los días por los que más valía la pena recorrer la gran distancia hasta Indonesia. Si todo iba bien veríamos unos de los bichejos más impresionantes del mundo: el Dragón de Komodo. Otro gran bichejo que vive en el mar y que se nos resistía desde hacía algún tiempo era el otro objetivo: la manta.

Cuando el día amaneció no sabíamos ni donde había atracado el barco para pasar la noche pero tras cierto movimiento vimos que estábamos ante una isla que en su playa tenía grandes extensiones de manglares. Los macacos se divertían, como siempre ellos mismos y cercano a esto un muelle de madera con un letrero en grande: “Loh Buaya”.

Rinca Divine Diving Komodo

Marij nos dijo que estábamos en Rinca y que tras el desayuno podríamos salir en busca de dragones por aquel terreno inhóspito y poco fértil y allí que nos fuimos. Habíamos leído bastante sobre donde era mejor ver los dragones y aunque nos hubiera gustado visitar la isla de Komodo, nuestro tiempo era justito y decidimos incluir esta actividad en el crucero de buceo y verlos en Rinca. Por el contrario, lo bueno que habíamos escuchado de hacerlo aquí, era que al ser la isla de menor tamaño la concentración era mayor y quizá más fácil verlos.

Divine Diving Komodo

Divine Diving Komodo

Caminamos un rato hasta una especie de entrada donde nos esperaban algunos guardas y donde nos dieron a elegir entre tres recorridos. Elegimos el mediano finalmente por la distancia y porque no duraba más de una hora y algo. Nos explicaron que deberíamos ir en fila india con un guarda delante y otro detrás, los cuales iban “armados” con un palito la mar de peligroso supuestamente para asustar al animal en caso que se acercase demasiado.

Rinca Komodo

Cuál fue nuestra sorpresa cuando apenas recorridos unos metros y al lado de unas casetas de los guardas ya habían ocho ejemplares de dragones, uno de ellos una cría. Habíamos leído que al oler la comida que hacen los guardas se acercan siempre por allí y es por esto, que más de una vez ha habido algún accidente.

Dragones Komodo Rinca

Dragón Komodo Rinca

Dragón Komodo Rinca

Estuvimos allí un buen rato haciendo fotos, al ser bastante temprano, estaban bastante activos moviéndose de buena mañana a pesar del calor que hacía. El animal es impresionante y ya estábamos la mar de felices por verlo, pero ahora nuestro objetivo era encontrarlo durante la caminata. Seguíamos estando de suerte porque pudimos ver cinco más por el bosque. El primero de ellos nos lo encontramos por un caminito y fue caminando delante durante varios minutos, algo curioso de ver por la forma en que se mueven.

Vimos también varios nidos y en uno de ellos una madre protectora que nos miró con cara de pocos amigos. Eso sí, el que más impresión nos dio y no porque precisamente fuera el más grande fue uno que nos encontramos a menos de un metro de nuestros pies. Al ir en fila india el guía de delante ni lo había visto y Ely con ojo de halcón lo descubrió entre la maleza justo al lado nuestro a punto de cruzar. El hombre nos dijo que nos quedáramos quietos y sin armar jaleo el animal se fue poco a poco sin hacer nada.

Nos fuimos muy satisfechos porque no esperábamos ver a tantos ejemplares durante la caminata y sobre todo, por el hecho de ver que realmente allí perdidos en la nada están a sus anchas. La clave fue realizar la visita a primera hora de la mañana, ya que no había nadie más por allí y con un grupo pequeñito como el que éramos todo era más fácil.

Dragón Komodo Rinca

Dragón Komodo Rinca

Dragón Komodo Rinca

Rinca Komodo

Komodo Flores Indonesia

Terminada la visita volvimos al barco ya que nos esperaban dos de los puntos fuertes del crucero. A partir de este momento todo iría en aumento, tanto la dificultad como las maravillas que veríamos. La primera parada fue Batu Bolong, un pináculo de 75 metros que emerge desde el fondo del mar y el cual se va descendiendo poco a poco por un costado realizando idas y vueltas dependiendo por donde vengan las corrientes. Nada más llegar lo único que se veía era una roca en medio del mar y unos remolinos de padre y muy señor mío. Nos habían hablado de las corrientes en espiral que son capaces de hundirte hasta lo más profundo en cuestión de segundos… pues ale ahí que fuimos!

Nada más sumergirte te encuentras con el coral ya en la superficie. La sensación que tuvimos fue la mayor explosión de color y cantidad de peces que hemos visto hasta la fecha. Los colores eran realmente vivos el rojo, azul, verde, amarillo… realmente espectacular hasta donde alcanzaba la vista hacia abajo. Como decíamos fuimos descendiendo haciendo idas y venidas de un lado a otro. Cuando apretaba la corriente muy fuerte de frente pues media vuelta y hacia abajo. Vimos como siempre de todo un poco, unas cuantas tortugas, tiburones punta blanca y un tiburón punta negra, bancos de spade fish inmensos y bancos de atún que se acercaban a ti como si fueran pirañas, vaya cara de mala ostia que tenían.

Morena Komodo

Por la tarde nos tocaba el otro punto fuerte de ese día, Manta point. Aquí nos dejamos de tonterías y lo que se va a ver son mantas y todo lo que no sea eso se puede considerar un pequeño fracaso. Decimos esto porque el sitio aquí no tiene mucho interés, ya que el fondo carece de coral y es plano sin apenas nada. Se trata de una especie de autopista que estos animales utilizan por la alta cantidad de plancton que hay. Es un inmenso canal situado entre varias islas donde confluyen corrientes de varias direcciones atrayendo el alimento principal de las mantas y según como siempre por la maldita corriente, hay que saber dónde tirarse para tener más oportunidades de avistarlas.

Hicimos una primera intentona para volver a subir al barco cinco minutos después ya que según Marij no había buenas corrientes… pues bueno. A la segunda fue la vencida y descendiendo más deprisa que despacio llegamos al fondo donde una suave corriente agradable nos llevaba como si fuéramos volando pero esta vez era divertido. Podemos afirmar que en nuestra opinión quizá sea el animal más elegante o majestuoso por así decirlo, que existe en los mares. La primera vez que aparece entre la bruma un animal de cuatro metros de envergadura como si fuera volando te deja sin respiración.

Marij nos había indicado que en ocasiones paraban contracorriente sobre pequeños montículos para atrapar plancton. Esa era la ocasión donde debíamos acercarnos lo máximo, casi tocando el pecho con el suelo para disfrutar del espectáculo. Lo conseguimos con dos de ellas las cuales tras varios minutos deleitándonos decidieron levantar el vuelo y perderse en el infinito. Al salir con tanta corriente vimos que estábamos a tomar por saco del barco y tuvimos que esperar un buen rato a que nos viniera a buscar. A destacar algunas serpientes marinas que vimos por allí pero nada más. Como decimos aquí se viene a ver mantas, éxito y disfrute asegurado!

Manta Komodo

Mantas Komodo

Seguimos nuestro recorrido hasta llegar a Gili Lawa Darat al norte de Komodo. Aquí antes de hacer la inmersión nocturna pudimos disfrutar de un precioso atardecer al desembarcar en la isla desde donde se veía la isla principal de Komodo y hacer una pequeña caminata hasta una cima.

Gili Lawa Darat Komodo

Ya por la noche en la nocturna del mismo nombre fuimos con Juvens. Aunque no hayamos hablado de él fue parte importante en este crucero. Se trata de un chico indonesio, Dive master de Divine diving que nos facilitó mucho las cosas en el recorrido. Se encargaba de realizar los briefings y siempre estaba atento a cualquier duda fuera de lo que fuera buceo o no. El tema de las corrientes lo dominaba al dedillo y siempre elegía la mejor manera para que la inmersión saliese cojonuda. Dentro del agua siempre atento y deseoso de enseñarte lo máximo posible y su historia estaba llena de superación. Resulta que el tío no había ni tocado el agua hasta hacía cuestión de tres años y aprendió a nadar a la vez que bucear! Bravo por Juvens un tío de kilates. Si la nocturna del día anterior estuvo bien, aquí quizás vimos aún más cosas y sobretodo raras. Crocodile fish, Frog fish, cangrejos múltiples rarísimos, más medusas venidas del espacio exterior… vamos una experiencia!

Sólo nos quedaba dormir y descansar ya que al día siguiente nos quedaban las últimas tres y más difíciles inmersiones en pocas horas. Estaban a la vuelta de la isla pero no sabíamos que los que nos esperaba iba a ser una dura prueba, un esfuerzo del 200%.

¡A tope con la corriente en el norte de Komodo!

El barco amaneció anclado en el mismo lugar de la noche anterior donde habíamos hecho la nocturna. Bien temprano nos movimos para realizar la primera inmersión ya que volveríamos por la tarde a Labuan Bajo. Nos quedaban tres puntos fuertes del parque nacional: The Cauldron, Castle Rock y Cristal Rock.

La primera fue The Cauldron, una auténtica maravilla. Se trata de un estrecho canal situado entre las dos islas de Gili lawa laut y Gili lawa darat con un pináculo en medio y por donde pasan fuertes corrientes. La cosa empieza sencilla con unas planicies de arena llenas de coral que rodean la isla donde se ve de todo. Montones de tortugas, tiburones punta blanca, morenas, grandes peces Napoleón, una manta descarriada que andaba por allí y se hace bastante agradable con una visibilidad increíble.

The Cauldron Komodo

The Cauldron Komodo

The Cauldron Komodo

El punto fatídico llega cuando nos acercamos al picatoste situado entre las dos islas y que a su vez forma dos pasillos con una corriente de la ostia (y ojo que no hemos llegado a las otras dos). En varios momentos tuvimos que aferrarnos al suelo con la agradable compañía de un pulpo que por allí se escondía. Los bancos de atunes luchaban con fuerza y todo a nuestro alrededor se movía al son de las olas. Este lugar nos encantó porque a pesar de la dificultad, fue llevadera y vimos un montón de cosas.

The Cauldron Komodo

Tortuga The Cauldron Komodo

Tiburón punta blanca The Cauldron Komodo

El segundo lugar en cuestión podemos asegurar sin ninguna duda que se trata de uno de los sitios más bonitos que hemos visto (sí, este también) y el más difícil pero de largo. Castle Rock se sitúa al norte de las dos islas mencionadas anteriormente y sumergido en medio del mar. Como su nombre indica se trata de una gran roca sumergida que por sus formaciones rocosas en forma de pico se podría asemejar a un castillo.

La entrada no la veían nada clara Marij y sus compinches pues había unos remolinos en el agua de agárrate los machos y tuvimos que esperar un rato largo en el barco a ver si mejoraba la cosa. Cuando ya por fin se decidieron la consigna fue clara: ajilando todos para abajo lo más rápido posible. Genial! Eso le iría de perilla a mis oídos, puesto que siempre tengo problemas para compensar y me cuesta unos minutillos coger profundidad. Al entrar la visibilidad era magnífica y se podía ver un fondo plagado de coral a unos 20 m a la perfección, daba incluso vértigo. Fue sin duda la entrada más difícil, la corriente era tal que por mucho que pudieses patalear hasta el punto de encuentro te llevaba a una velocidad de vértigo.

El resto del grupo ya había llegado abajo pero yo con mis compensaciones necesitaba un poco más de tiempo sino el oído y la cabeza me irían a reventar. Cuando por fin llegué estábamos todos agarrados a algo y muy desperdigados. Para reencontrarnos tuvimos que ir muy pegaditos al suelo y muy lentamente, la corriente era terrible como si fuera un huracán o un tifón submarino arrollador. Eras una pequeña pulga entre tanta inmensidad y salías volando sin más dilación. Si a duras penas yo podía sostenerme a algún sitio, Ely estuvo a punto de salir disparada en varias ocasiones. La única forma de ir avanzando fue ir dándole mi brazo e ir empujándola hacia delante con un esfuerzo sobrehumano.

Castle Rock Komodo

A pesar de todo esto el espectáculo de cantidad y color a nuestro alrededor era precioso. Todos los animalillos se desplazaban al son e incluso los tiburones iban contracorriente aunque sin esfuerzo. Fue una auténtica pasada pero el cansancio era terrible, tanto que yo por lo menos me chupé la botella en menos tiempo. Si solíamos hacer 60 minutos aquí estuvimos 40 tan sólo. No pudimos desplazarnos mucho y estuvimos largos periodos agarrados a algo y gracias a ello, nos llevamos un bonito recuerdo en las manos del coral de fuego que pica cosa mala.

Al salir, el australiano (sí el de las más de 500 inmersiones) salió flipando diciendo que a pesar de la grandeza de la Gran Barrera de Coral aquello lo superaba. Reconoció que le había costado sudor y lágrimas pero que había disfrutado como un enano. Menos mal, su opinión nos dejaba más tranquilos. Nos comentó también que habían visto tres tiburones grises, fue una pena no haberlos visto nosotros también.

La última de las inmersiones nos llevó hasta Crystal Rock. También situada en medio del mar está a una cierta distancia de una bonita y cristalina playa en Gili lawa laut. Son dos formaciones en pirámide sumergidas, una en frente de la otra y alrededor de las cuales todo gira. Si bien la corriente seguía estando presente era llevadera como en The Cauldron. Nada más entrar y al lado de uno de los pináculos nos encontramos con el invitado especial, la Eagle Ray. Era una especie que teníamos ganas de ver y la verdad es que nos acompañó durante mucho rato. Aquí también vimos a dos pequeños baby sharks escondidos bajo un coral junto a una gran morena, fue la imagen curiosa. Más tortugas, tiburones, muchos peces escorpión, genial como todas las realizadas una auténtica maravilla.

Baby Shark Crystal Rock Komodo

Crystal Rock Komodo

Eagle Ray Crystal Rock Komodo

El crucero se acabaría con esa última novena inmersión y hemos de decir que nos dio una experiencia que previamente no la habíamos experimentado y que nos servirá para el futuro. Si bien habíamos escuchado la fama de Komodo así como por su belleza como por su dificultad ahora lo podíamos corroborar. Nos despedimos de Marij y Juvens, grandes anfitriones y buceadores. Sin duda, en otra posible visita a Komodo repetiríamos con ellos.

El barco llegó finalmente a Labuan Bajo y volvimos al hotel, cansados pero con la sonrisa en la cara. Nos cambiamos rápido ya que habíamos quedado con todo el grupo para cenar y despedirnos tras esos tres días. Decidieron ir al Made in Italy y comernos unas pizzas comentando la jugada. La verdad es que estuvo bien aunque un poco caro para nuestro presupuesto pero valió la pena compartir mesa con los que habían sido nuestros compañeros.

El viaje iba llegando a su fin y ya sólo nos quedaba la visita a las islas Gili el día siguiente donde para llegar nos esperaba un gran periplo en avión, taxi y barco. Komodo y Kanawa nos fascinó por sus fondos y sus playas y sin duda Flores nos dejó con ganas de más y visitar su interior.

Islas Gili, bullicio y tranquilidad a partes desiguales

El viaje que realizamos de Flores a las Gili fue un poco atípico debido a los horarios y transportes que no nos convenían de la forma que hubiéramos querido. Bien temprano cogimos un vuelo con Wings air (filial de Lion air) de Labuan Bajo a Denpasar (Bali) en un avión de hélices que aquello parecía el Dragon Khan al despegar. Pasamos un buen tiempo en el aeropuerto, tirados, puesto que días antes en Bali no nos quedó otro remedio que reservar un vuelo de Bali a Lombok. El motivo de que pasase esto era que los ferrys rápidos que salían de Bali directos a las Gili salen a las once y nosotros no llegábamos ni de lejos.

Wings Air

El vuelo a Lombok era operado con Merpati de la que habíamos escuchado historias para no dormir. En cualquier caso no hubo problema alguno y llegamos al aeropuerto de Lombok puntualmente y sin incidentes. La historia continuaba, ya que para llegar a las Gili todavía nos quedaba tomar un taxi hasta Bangsal, pequeña población costera desde donde salen botes públicos y privados. El camino pasaba cercano al parque nacional de la isla y se veían muchísimos monos y bonitos paisajes así que no nos desagradó. Una vez en Bangsal no se veían muchos extranjeros la verdad. En la misma oficina del “puerto” podías adquirir el ticket del barco público con parada en cualquiera de las tres Gilis por alrededor de un euro.

Antes de viajar a Indonesia nos costó muchísimo decidirnos en cuál de las Gili nos quedaríamos. Finalmente y un poco a regañadientes nos quedamos en Gili Trawangan a pesar de los comentarios de que estaba muy masificada. La sensación al llegar fue de todo menos pacífica. Se veía bastante ambiente pero del que no nos gusta, por lo menos a nosotros, bastantes bares, guiris borrachos, mucha embarcación, demasiado bullicio en general. Está claro que el mundo es de todos y en todos lados habrá gente pero no sé, no era lo que esperábamos ya de un principio.

El hotel que nos alojábamos para dos noches era Villa Julius que estaba situado justo al otro lado del embarcadero, en frente de Shark point. Para el final del viaje en plan relax, aumentamos el presupuesto en alojamiento. Preguntamos a algún que otro conductor de calesa cuanto nos cobraba para ir hasta allí y pedían auténticas burradas. Para un trayecto que duraba diez minutos, 7 euros si no recuerdo mal. Los mandamos al carajo puesto que encima iban con la prepotencia por bandera, se notaba que trabajaban todos los días con extranjeros y estaban hartos. Cogimos la mochila y empezamos a patear, ale a cruzar la isla. La gracia y nuestro orgullo, nos costó casi una hora entera, no quizás por el trayecto en si sino porque el centro de la isla se trata de un laberinto de bosque y casas desperdigadas y el camino no es que sea muy orientativo.

Calesa Gili Trawangan Lombok Indonesia

A duras penas llegamos a la otra orilla y atisbando el faro de la isla nos situamos hasta encontrar el hotel. Llegamos siendo ya tarde y la marea estaba baja. Nos recibieron bastante bien y nos dieron una habitación con una terraza con vistas al mar, muy limpia y moderna. La verdad es que a pesar de ser un poco caro, 78 euros en Asia Rooms, lo elegimos por las buenas críticas y por precisamente estar un poco alejado del bullicio que ya habíamos comprobado al llegar. Lo negativo del hotel fue cuando nos enteramos que nos cobraban por coger las bicis que a todo el mundo le daban gratis en el resto de hoteles. Suponemos que al estar a un paseo del centro se querrían aprovechar, pero no con nosotros. A patear se ha dicho, total siguiendo el camino de la costa pronto te topabas con restaurantes, centros de buceo, etc…

Villa Julius Gili Trawangan

Villa Julius Gili Trawangan Lombok

Ese día sólo nos quedó tras el cansancio disfrutar de la playa y la piscina del hotel. Si bien el primer impacto no había sido lo que esperábamos veríamos el resto de días que nos quedaban si por lo menos mejoraba la impresión o nos quedaríamos por el camino.

Gili Trawangan un paraíso en caída

La idea de ir a Gili era seguir disfrutando de la playa y sobretodo de los fondos marinos que ofrece este país pero nada más lejos de la realidad.

Por la mañana y tras un buen desayuno decidimos quedarnos en la playa del hotel y hacer un poco de snorkel, ya que justo en frente estaba el Shark Point de la isla así que supusimos que habría algo de coral o arrecife que explorar. La primera en la frente y ya de buena mañana se nos quitó las ganas de hacer buceo en Gili a pesar de que íbamos con esa idea. No muy lejos de la orilla, justo en frente del hotel se apilaban innumerables barcas de buceo para realizar dicha inmersión haciendo que hubiese más buceadores que peces prácticamente.

En cuanto al coral la pregunta que nos hicimos fue, ¿Dónde está? Por allí sólo se vio algún pez descarriado y poca cosa más pero aquello estaba más trillado que todo, con lo poco de coral que había en muy mal estado. Decidimos irnos de allí e ir hacia la zona donde supuestamente habíamos leído en Internet que está el mejor punto para hacer snorkel, en la esquina superior derecha de la isla. La cosa mejoró algo pero era más de lo mismo, no nos valió la pena así que decidimos bañarnos sin más y tranquilamente para disfrutar del Sol. Mientras, nos preguntábamos como pueden cobrar esa pasta los muchos tours que hay de snorkel alrededor de la isla. Ni por belleza del coral ni por el hecho de que está atestado de gente en nuestra opinión, vale la pena cogerlos. A pesar de no haber realizado estos tours pedimos opinión y nos confirmaron las sospechas.

A la hora de comer vimos que había bastante variedad pero sobretodo de cocina occidental u internacional como se le quiera llamar. Intentamos buscar algún sitio baratito y local hasta que dimos con uno de los restaurantes más cutres de todo el viaje. Con decir que uno se lavaba las manos dentro de la cocina se dice todo. En cualquier caso caro no fue para lo que allí se veía.

Pasamos la tarde de playa en playa apaciblemente y descansando de todo el trajín que llevábamos de todo el viaje anterior y la verdad que no estuvo mal. Aunque no nos gustase el snorkel o la masificación de gente, las playas son bonitas y si hace buen tiempo la verdad que se aprovechan los días allí.

Gili Trawangan

Ya por la noche cenamos un poco mejor en el propio hotel en la playa. Tienen una especie de palafitos que se ven en muchos restaurantes, en la misma arena. La comida estaba muy rica y cenamos con la agradable compañía de dos o tres geckos que habitaban en el mismo palafito. Medirían sus buenos treinta centímetros y no pararon de hacer ruido en todo el rato.

Gecko Gili Trawangan Lombok Indonesia

Nos dormimos puesto que al día siguiente nos tocaba trabajo duro: cambiar de hotel y más playa y piscina…

Relaxing in Gili Trawangan

La crónica de este día se podría resumir en dos palabras: playa y piscina. Tras levantarnos nos despedimos de los del hotel Villa Julius ya que ese día, si bien no nos marchábamos de la isla sí que cambiábamos de hotel. La razón no era otra que estar en dos zonas distintas ya que en total estábamos cuatro noches y previamente al viaje también nos había gustado el hotel donde íbamos a estar las dos últimas: Villa Grasia. Quizá hubiera estado bien repartir las cuatro noches en dos islas diferentes, pero eso no lo vimos hasta que no visitamos otra de las Gili hasta el día siguiente.

El cambio no fue nada traumático, un pequeño paseíto por el camino que recorríamos cada día y ya habíamos llegado. Check in y a dentro. El precio rondó los 109 euros por Agoda y la verdad fue un acierto. El hotel está a pie de playa también y las habitaciones a lado y lado de un pasillito con vegetación bien cuidado. A cada una de ellas se accede por un gran ventanal y son muy amplias y limpias. El personal muy bien, la verdad que ninguna queja del hotel, muy recomendable y la piscina cojonuda, se agradecía por dejar el agua salada durante un rato.

Villa Grasia Gili Trawangan Lombok

Villa Grasia Gili Trawangan Lombok Indonesia

Como hemos indicado los quehaceres de ese día no eran muchos así que continuamos la relajación en la misma playa del hotel. Está situado donde habíamos ido el día anterior en la esquina superior derecha de la isla, cerca del meollo pero lo suficientemente alejado.

Ya para comer decidimos acercarnos a la zona más al sur del puerto por donde todavía no habíamos paseado. Fuimos a comer al Scallywags y no porque nuestro bolsillo nos diese para una buena mariscada. Si bien es un restaurante para ello como muchos de los de allí tiene también algunos platos más económicos y que no te dejan con hambre. No estuvo mal por cambiar un poco.

Tras toda una tarde de piscina y playa en diferentes puntos nos quedaba descansar, ya que al día siguiente nos decidimos coger el ferry que nos llevaría a Gili Meno.

Gili Meno, esa gran desaprovechada isla

Previo al viaje ya íbamos con la idea de explorar como mínimo dos de las tres Gili. La duda que nos inundó hasta el final fue el donde alojarnos y finalmente por estar más cerca de los servicios varios nos decidimos por Gili Trawangan. Y que craso error! A pesar de tener más cerca todo quizás hubiera estado bien compartir dos días en Trawangan y otros dos en Gili Meno ya que nos fue una grata sorpresa.

Cogimos el ferry por la mañana en el mismo puerto y en poco tiempo ya desembarcábamos en Meno, la del medio. El cambio es bastante brutal. Para empezar no hay ni la mitad de gente que en la otra y mucha gente de la que hay es local que vive por allí, mucha más que en Trawangan. El paseo que da la vuelta a la isla no está en todo su recorrido edificado ni mucho menos. Hay espacio para el reposo y a veces la naturaleza llega hasta la misma playa.

Habíamos visto que el mejor punto de snorkel estaba al norte de la isla así que nos pegamos la pateada del día hasta llegar para tener una nueva decepción. La marea (muy importante por estos lares) se había llevado el agua hasta el quinto pino y literalmente no había playa alguna. Ante semejante panorama y con un calor de nivel infernal volvimos hacia atrás a la zona sur de la isla, justo donde habíamos desembarcado. No queríamos perder tiempo y habíamos visto que la playa tenía muy buena pinta así que allí que volvimos.

De camino nos topamos con una boda indonesia donde todo indonesio de Gili Meno estaba metido. Tenían montada una mega carpa al aire libre con un altar para los novios que aguantaban como podían. Estaban allí con cara de estaca pasando un calor atroz y vestidos con mil ropajes. La gente nos comentó que ellos no podían comer hasta que el último hubiera terminado, tan sólo podían hacerse fotos y se acabó. Entre tanto invitado éramos unos «rara avis» y aun así muy cortesmente nos invitaron a coger lo que quisiéramos de comida, a lo que nosotros accedimos gustosamente. Estábamos animados por el espectáculo y el caos que era todo aquello y estuvimos un buen rato curioseando por allí y escuchando la música en directo que había.

Boda Indonesia Gili Meno Lombok

Boda Indonesia Gili Meno Lombok

Boda Indonesia Gili Meno Lombok

Cuando saciamos nuestro apetito y curiosidad, seguimos el camino para llegar a las playas más al sur del embarcadero y allí que nos quedamos durante todo el día que quedaba. Como indicábamos había poquita gente y la playa era muy bonita y tranquila. La sorpresa mayor fue al hacer snorkel cuando vimos que no tenía nada que ver con Gili Trawangan puesto que sin ser ninguna maravilla al menos había bastante cosa. Había formaciones de coral apenas tocar la orilla y buena visibilidad. Hasta la cuesta que se perdía en el abismo habría como unos veinte metros con poca profundidad en los cuales te podías encontrar un poco de todo.

Gili Meno Lombok

Ya bien entrada la tarde cogimos el ferry de vuelta para aprovechar la última tarde de piscina. Al día siguiente nos tocaba lo más duro del viaje la larga vuelta hasta España ya comenzaba poco a poco.

De vuelta a Jakarta

Este sería nuestro último día real de viaje aunque quedara toda una larga vuelta deshaciendo el camino hecho hasta el momento. En ese mismo día teníamos que llegar a Jakarta en avión pasando por Bali a la cual llegaríamos en “speed boat”.

Los speed boats no era de lo que mejor habíamos oído hablar en Indonesia y queríamos evitarlos en la medida de lo posible. A parte de que el precio es alto las historias que se cuentan son bastante acojonantes y por lo que pudimos comprobar no me extraña. No nos quedaba otro remedio que coger uno para aprovechar el tiempo al máximo y volver a Bali ese mismo día por la mañana. Si mal no recordamos fue Blue water express la que escogimos la cual tiene un tenderete justo en frente del embarcadero de Gili Trawangan. Lo menos malo que podemos decir de ellos es que son unos sinvergüenzas por no decir otra cosa.

A la hora indicada habíamos depositado todas las mochilas en la arena de la playa a la espera del barco que vino con una hora y media de retraso. Durante ese tiempo tampoco podías irte muy lejos ya que había que ir vigilando tus pertenencias. De mientras, por más que le preguntases a la responsable que estaba en la oficina, prácticamente se reía en tu cara y te decía que el capitán ya venía de camino.

La sorpresa vino al llegar el barco atestado de gente la cual nos comentó que habían estado averiados en alta mar durante todo ese tiempo. La gente estaba con la furia al máximo y sudando la gota gorda mientras discutían con la tripulación. En especial un hombre que simplemente reclamaba una compensación puesto que llevaba en total cuatro horas para llegar a su destino, lo amenazaron de muy malas maneras hasta que tuvo que callar.

Total que entre los que venían con retraso de Bali, más el retraso que llevábamos nosotros y el hecho de hacer varias paradas en distintas Gili y Lombok hubiera mucha gente de pie y hacinada como podía. Lo peor vino ya en mar abierto donde había un oleaje terrible ese día. Las olas golpeaban el barco por los costados, las veías venir por la ventana. El conductor no paraba de hacer maniobras y había muchísima corriente. Si bien no nos mareamos ni tenemos miedo a los barcos ese día la verdad no fue para nada agradable. Para más inri, el barco tenía una gran abertura en el techo e íbamos empapados hasta arriba.

La publicidad engañosa de que estos barcos realizan el trayecto Bali – Gili en una hora, nunca nos la creímos pero pensábamos que no sería tan malo como lo que nos tocó. Lamentablemente fue una verdadera patraña.

Ya en Bali cada uno cogía el transfer hacia donde le tocaba y a nosotros nos llevaron directamente al aeropuerto. Por la noche salía nuestro vuelo de Air Asia con destino a Jakarta donde llegaríamos justo para dormir en un hotel cercano al aeropuerto reservado en el último momento.

Al día siguiente, aprovechamos para hacer algunas compras en un supermercado cualquiera y llevarnos de vuelta a Barcelona productos para cocinar. Quedaban horas para que saliera nuestro vuelo y nos dimos una vuelta por unos grandes almacenes del centro. Para festejar como había ido el viaje nos hinchamos de sushi en un restaurante por 9 euros! Nos quedamos sorprendidos con la cuenta, puesto que sólo por el lugar nos pensábamos que sería mucho más caro.

La vuelta transcurrió sin problema, pasando de nuevo por Milán donde el frío que hacía nos quitó de sopetón la tontería y nos hizo volver a la realidad europea.

Conclusión

Indonesia había sido un destino que se nos resistía desde hacía tiempo. La espera valió la pena y el país superó con creces nuestras expectativas.Lástima que al haber tantas islas las opciones de transporte se limiten casi a avión o barco y esto encarezca su precio. Sin ser el Sudeste asiático en cuanto a precios, una vez allí no lo hemos visto un país excesivamente caro.

Dada la variedad de lugares y las largas distancias se podrían sacar muchos distintos viajes dentro de la misma Indonesia. Quedan muchos sitios para una posible próxima vez como Sulawesi o Irian Jaya. Lo que es seguro es que volveremos en un futuro próximo esperando volverá encontrarnos cara a cara, a nuestro gracioso amigo el orangután.

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