AsiaBuceoCon arena en la mochilaMaldivasMaldivas 5 Atolones CentralesMaldives Blue Force Maldivas

Decir que Maldivas es un destino de buceo «top», es incluso quedarse corto. Este país es agua, la inmensidad del Océano Índico y una pizca de islas, sandbanks y atolones que adornan la superficie. La otra mitad del país está justo debajo de estas aguas y, a sabiendas de ello, la posibilidad de embarcarnos en un vida a bordo se convirtió en condición sine qua non para cuando llegase la hora de visitar el país asiático.

Justo hace dos años nos quedamos con la miel en los labios al quedarnos sin plaza, pero en este 2016 que acaba de irse, le llegó su hora. Tras haber planificado la mitad de este viaje por Maldivas (con escala de dos días en Dubai incluída) exclusivamente para y por el buceo, tenemos que decir que nos hemos quedado incluso con ganas de más. El vida a bordo de Maldives Blue Force que durante 7 días nos ha llevado por algunos de los puntos más importantes de los atolones centrales, nos ha disparado las ganas de seguir buceando aún más si cabe, ganando experiencia y sobretodo aprendiendo de los que más saben.

A día de hoy no podemos decir que vayamos a realizar viajes exclusivamente de buceo, pero sí que es una parte importante la cual no queremos (ni podemos) perdernos ya, el mundo submarino nos tiene ganados y más tras este viaje!

Este vida a bordo ha sido sin duda el mejor hasta la fecha, sin desmerecer los otros dos que habíamos hecho previamente en Indonesia y Australia. Por qué? Pues no sólo por lo que hemos visto bajo el agua, sino por una confluencia de muchas cosas, sobretodo en cuanto al grupo y los guías se refiere.

Maldives Blue Force Maldivas

Maldives Blue Force Maldivas

Los protagonistas, la tripulación del Maldives Blue Force One

Si tan a gusto estuvimos durante la semana que duró nuestro periplo por aguas maldivas, es en gran parte gracias al excelente equipo de profesionales que conforman este vida a bordo. Tanto los instructores españoles como los maldivos, hasta el resto de tripulación hacen que esos días sean lo más perfectos posibles, y lo son. Uno sólo debe preocuparse de comer, dormir y bucear, un ciclo que se repite hasta quitarle todo el estrés a cualquiera que se precie.

Fernando Jérez

Un tío cojonudo, sencillo y siempre cercano al grupo y que junto con su pareja Silvia, llevan la voz cantante en la planificación de las inmersiones del Blue Force One. Jamás nos habíamos reído tanto en un simple briefing de buceo: entre sus comentarios irónicos y sus dibujos de nudibranquios del tamaño de un rinoceronte, las risas están aseguradas. Un genio de Leganés!

Silvia Jiménez

La simpatía de Silvia nos acompañó en las 18 inmersiones que realizamos, ya que fue nuestra guía de entre los cuatro posibles. Siempre a la escucha y dispuesta a ayudar en lo que sea, con ella hemos aprendido muchas cosas la verdad. Se nota que le gusta su trabajo y sigue disfrutando como cualquier otro que va allí por primera vez. Las mantas son sus preferidas jeje.

Bokaaty y Xile (apodados por nosotros: Los Minions)

Este par son de un peligro extremo. Son los dos Dive Master maldivos que están como una regadera. Les apodamos los Minions porque todo lo que oyen en castellano no dudan en aprenderlo, repetirlo y con buena pronunciación (la verdad sea dicha, aprenden sobretodo lo malo y más si procede de las enseñanzas del cámara Carlos). Les gusta mucho el futbolín y no dudarán en gritar como si les fuera la vida en cada gol. Sus frases célebres: Al agua patooos! y Hola hola Barracuda Cola!!! Unos cracks!

Carlos Terroso

Carlos cierra el grupo de guías, aunque su función bajo el agua pasa por grabar todo lo más interesante de esos días. Es capaz de tirarse 10 min quieto como una estatua para filmar un bichillo que no mide ni el tamaño de una uña o de pegarse una pateada monumental para pillarle los pelillos de la nariz al tiburón ballena. Eso sí, al final de la semana se casca un vídeo precioso para todo el grupo, un profesional en esto del videosub. Omnipresente bajo el agua.

La tripulación

En general, queríamos dedicar unas líneas a todos aquellos que no sabemos su nombre pero hacen que la maquinaria funcione a la perfección. Desde los camareros siempre serviciales, los cocineros que se curran una comida buenísima y variada hasta los que se ocupan de ambas embarcaciones. El capitán del barco que amablemente nos enseñó la cabina de mandos, los que se encargan del material y rellenar las botellas o los que realizan la limpieza de todos los lugares comunes y las habitaciones, decir que cumplen con creces su trabajo.

El barco MV Blue Force One, un hotel flotante de lujo

La web de la empresa cita que este barco fue el mejor construido en Maldivas del año 2014… el mejor no sé, pero por ahí andará la cosa. Sin duda ha sido el mejor en el que hemos estado, con unas instalaciones de lujo divididas en 4 plantas.

El barquito tiene 42 m de eslora y 12 de manga y dispone de 11 camarotes para 22 personas, cuatro de los cuales son un tanto superiores ya sean por tener vistas al mar, jacuzzi, o cama más grande, pero también a un precio más alto. Todas las comodidades que uno imagine las tiene, quizá su único punto flojo es el wifi que no funciona muy bien. Hay que entender que para poner una antena en Maldivas con lo plano que es el país, suena lógico que sea difícil tener mucha cobertura. En cualquier caso, tener internet a uno se le olvida una vez a bordo.

Existen 3 solariums con tumbonas, una barra de bar siempre disponible en la cubierta superior y 2 jacuzzis para pegarte un baño mientras disfrutas de la navegación. El salón comedor es inmenso y tras las inmersiones uno se queda hecho polvo en alguno de los sofás. La cocina es variada y tipo buffet internacional, con algunos platos maldivos. La verdad que está muy rica y no se hace monótona, además es un placer que el comedor si sitúe a la intemperie con vistas al mar. Hay que contar que entre desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena «a full», sales con kilos de más seguro!

              

               

Y ahora viene la dolorosa, porque esto barato no es, claro está… pero os aseguramos que vale la pena. Como ya comentamos en nuestro post de introducción, una rocambolesca casualidad hizo que nos pudiéramos beneficiar de una oferta bastante más económica de lo que vale en realidad el viaje, que como todo, cada año que pasa aumenta.

Con Maldives Blue Force no nos ha unido ningún acuerdo comercial, simplemente aprovechamos la oferta de grupo que comentábamos, al unirnos con otros buceadores que conocimos a través de forobuceo. El precio que pagamos fue de 1150 euros más tasas, donde van incluidas las 18 inmersiones y el alojamiento en el barco en pensión completa. El precio normal en cabina estándar ya para este 2017, va de los 1790 a los 2190 dólares más tasas, así que nuestra recomendación es unirse a alguno de los centros que reservan con mucha antelación y tienen ventajas respecto a las personas individuales.

Llegada a Maldivas y embarcando 

Tras el largo vuelo con Emirates y una escala fugaz en Dubai, llegábamos al sur del atolón de Kaafu, más concretamente al Aeropuerto Ibrahim Nasir de Malé y tras las pertinentes presentaciones y registro, nos dirigimos hasta el pequeño embarcadero de la isla-aeropuerto para dejar el equipaje en el dhoni. Y qué leches es un dhoni? Pues es una embarcación pequeña que sería nuestra segunda casa durante días, ya que aquí estaban los compresores y todos los equipos de buceo asignados a cada miembro del grupo.

Maldives Blue Force Maldivas

La isla del aeropuerto llamada Hulhule está justo al lado de la isla de Malé, la capital, una ciudad con la densidad de población más alta del planeta. Ya desde lejos, tan sólo ver la cantidad de edificios que se amalgaman en menos de 6 km2 da bastante claustrofobia. Hoy en día están construyendo un puente carretera para unir ambas islas.

Una vez fueron llegando algunos compañeros más, nos fuimos directamente con el dhoni hasta el barco grande, anclado a las afueras de Malé. La primera sensación que tuvimos al llegar a Maldivas fue acordarme de la película de Waterworld, protagonizada por Kevin Costner en un mundo post apocalíptico donde no queda nada de tierra y todo es agua. Esa misma sensación la tendríamos en todos los días posteriores, ver agua y más agua generalmente en calma, con un horizonte plano y sólo alguna islita que salpicaba el paisaje. Parecía otro mundo.

Ya en el barco, cóctel de bienvenida, briefing sobre las normas del barco y reparto de los camarotes. Ahí estábamos por fin en nuestra casa flotante, que pequeña no era precisamente. Dicho por todos, aquel era sin duda el mejor vida a bordo por lo menos en cuanto a condiciones se refiere, estábamos verdaderamente como en casa!

Pasamos el día de descanso y disfrutando de la charla y el jacuzzi, que no venía nada mal con el calor que pegaba ese primer día. Chafardeamos un poco todo e incluso le fuimos a hacer una visita al capitán que no dudó en enseñarnos el centro de mandos, ya que teníamos bastante curiosidad. A media tarde, con retraso, y con algún equipaje perdido llegan el resto de integrantes del grupo, un total de 22 buceadores sin contar la tripulación del barco. Ya teníamos el equipo al completo y pudimos conocer a la gran mayoría, con los cuales habíamos mantenido el contacto desde hacía meses por whatsapp. Gente de Madrid, País Vasco, Navarra, Castellón, Cataluña y León conformábamos el sector nacional sólo irrumpido por un francés que hablaba español y dos brasileños con los que acabamos hablando «portuñol» jeje.

Nota: Cabe decir que las imágenes de este post no sólo son nuestras, sino que una parte han sido cedidas por este genial grupo aportando su granito de arena a la causa!


Vocabulario maldivo para saber donde puñetas vamos a bucear

La orografía de Maldivas es bastante curiosa: 1200 islas con sus arrecifes de coral repartidas en 26 atolones a lo largo de más de 900 km. Con poco más de 2 m de altura se trata de uno de los países más bajitos del mundo y no es de extrañar que tengan tantos problemas debido al cambio climático, el país se ahoga literalmente.

Bajo el agua, las Maldivas son como un queso gruyère, llenas de canales o kandus por donde entran y salen corrientes del Océano Índico al interior de los atolones. Dentro de estos atolones se encuentran las lagunas, por lo general de fondo arenoso y esas islitas tan chulas que salen en las revistas. En los kandus, por lo general, puede o no haber corriente y suele ser lugar de atracción para animales pelágicos como los tiburones.

Las thilas son otro de los sitios donde a buen seguro bucearemos en Maldivas. Se tratan de montañas submarinas de mayor o menor tamaño que tendrían un origen volcánico y, hoy en día, dan lugar a formaciones forradas de coral y llenas de vida. Para que pase a llamarse thila, la montañita debe estar como mínimo a 5 m de profundidad respecto a la superficie del agua, sino pasaría a llamarse giri.

En muchas ocasiones las thilas se convierten en “estaciones de limpieza”, lugares donde las mantas por regla general acuden a desparasitarse con la gran labor que ejercen unos peces llamados lábridos. Esto es un claro ejemplo de la simbiosis en la naturaleza y si no les molestamos, podremos disfrutar de estas gigantes durante un rato con su elegante vuelo.

Y aquí va un resumen de todo el recorrido y los puntos de inmersión.

Maldives Blue Force Maldivas

Primeras impresiones en Malé Norte y rumbo al atolón de Ari

Al día siguiente nos despertaba un suave amanecer y el ligero vaivén del barco, para darnos cuenta que ya no estábamos en los alrededores de Malé sino que nos habíamos movido a… ni puñetera idea! Tanta agua por todos lados es imposible situarse y por más que mirara por la ventana sólo veía un mar plano hasta el infinito y alguna isla a lo lejos.

Tras el primer briefing, pudimos comprobar que haríamos nuestra primera inmersión en Sunlight Thila, en el atolón de Malé Norte, concretamente en la que sería la primera de muchas. Ya en superficie vimos a dos mantas que se veían a simple vista, pero que desaparecieron en cuanto fuimos al agua. Una vez dentro vimos el paso fugaz de una que nos dejó con ganas de más, pero no hubo más suerte. Ese primer avance nos dio una idea de los que nos esperaba, mostrándonos que en cualquier momento y en cualquier resquicio podríamos encontrarnos con algo sorprendente, allí vimos al raro pez hoja y nuestras primera morenas del viaje.

Maldives Blue Force Maldivas

Después del disfrute, nos esperaban unas 4 horas de viaje hasta el norte del atolón de Ari. Tiempo para disfrutar del barco, pero para ver también la cantidad de basura que se acumula en las aguas de Maldivas. Mini islas de plástico que flotan a la deriva, un verdadero problemón que tiene el país con la gestión de residuos y la conciencia ecológica que apenas existe. Una lástima ver pasar a grupos de delfines al lado de tanta porquería. Algo de lo que ya hablaremos largo y tendido en nuestros próximos post en el sur de Maldivas. Ahora toca buceo del bueno.

Maldives Blue Force Maldivas

Las dos siguientes inmersiones son algunas de las perlas que nos ofrece esta ruta. En la primera Maya Thila fuimos en busca de tiburones grises y puntas blancas, que se encontraban dándose un paseo por los fondos de esta impresionante thila forrada literalmente de coral. Un lugar precioso y lleno de vida en el que también avistamos en el azul a dos rayas águila que rodeaban la gran montaña submarina. Morenas, peces payaso y vida de arrecife por doquier.

Maldives Blue Force Maldivas

Tras un atardecer precioso en la cubierta del barco, ya de noche nos tocaba una de las sorpresas que llevábamos esperando desde hacía años y que tantas veces habíamos leído en crónicas de otros buceadores. Siempre hemos dicho que las mantas para nosotros, son los animales más elegantes bajo el agua y en Maayafushi Lagoon uno las puede ver en todo su esplendor a muy corta distancia, por no decir a ninguna, ya que literalmente pasan rozándote la cabeza.

Mientras realizábamos el briefing, Xile y Bokaaty junto con la tripulación del dhoni ya habían ido hasta esta laguna que forma la pequeña islita de Maayafushi junto con su arrecife, para ver cuando aparecían por allí las mantas. El motivo por el cual se acercan hasta estas zonas es la gran cantidad de plancton que se acumula, principal alimento de estas y más cuando desde el barco se ilumina el agua con un potente foco.

Cuando nos dieron la voz de alarma, salimos para allí en grupos con una pequeña embarcación hasta llegar al lugar, donde ya desde la superficie pudimos ver varias danzando con su majestuoso baile. Se trata de una inmersión bastante fácil que se realiza como un solo grupo y donde la visibilidad es bastante deficiente por la cantidad de partículas, pero merece muchísimo la pena. Una vez abajo tan sólo hay que colocarse de rodillas en el fondo arenoso y disfrutar del espectáculo. El potente foco y la luz de las linternas de cada uno enfocadas hacia arriba, hacen que las mantas se peguen un banquete de plancton de campeonato.

Maldives Blue Force Maldivas

La sensación a partir de aquí no se puede describir, hay que vivirlo. El hecho de verlas cuando prácticamente las tienes encima de tu cabeza, sentir la presión que ejercen con su nado y la fuerza que desprenden es brutal. Pasan con la boca abierta una y otra vez, nunca se cansan de comer durante todo el tiempo que dura la inmersión.

  

 

Lo más importante como siempre, aunque la tentación puede ser fuerte, es no tocarlas, ni poquito ni “muchito”, no se toca y punto! A quien toca se le cortan las manos y listo. Como muchos otros animales marinos las mantas tienen una fina capa de mucosa que las recubre y se puede desprender con el contacto, pudiendo provocar infecciones y parásitos nocivos para ellas.

Camino al sur de Ari y llegada a Dhangethi

Ya de buena mañana y a poca distancia de donde habíamos pasado la noche, nos fuimos a bucear a Fish Head, un lugar precioso con cantidad de todo, nos encantó. Otra thila a la que nada más tirarnos al agua nos sentimos rodeados por incontables peces ballesta de diente rojo, mariposa, o murciélago y un montón de bancos de pargos amarillos que te acompañan sin ningún miedo durante toda la inmersión. Aquí vimos nuestras tres primeras tortugas escondidas como siempre en sus recovecos, a parte de algún tiburón gris que por allí se encontraba.

Maldives Blue Force Maldivas

Maldives Blue Force Maldivas

Nuevamente nos tocaba otro largo trayecto durante la mañana para llegar hasta el sur del atolón de Ari, donde disfrutaríamos de nuevo con una fugaz manta en Mahivadhoo Manta, una estación de limpieza llena de corales de mesa inmensos. Por la tarde nos tocó nuestra primera inmersión cañera de esos días en Vilamendhoo Thila y topamos con una corriente fuertecita pero llevadera, muy divertida aunque complicada para hacer fotos en condiciones. Tras las advertencias de Silvia y Fernando, en algún momento debía llegar y es cierto que hasta ese momento, la corriente de Maldivas aún la estábamos esperando. La cantidad de peces aquí también era muy alta y vimos nuestros primeros peces Napoleón y una raya mármol de grandes dimensiones.

 

Maldives Blue Force Maldivas

Maldives Blue Force Maldivas

Las tardes disfrutando de la conversación en la cubierta con el atardecer el fondo era de los que más nos gustaba. Poco a poco íbamos conociendo a todos los integrantes del grupo, gente con la misma pasión que nosotros y con la que aprender muchísimo, venida de distintos puntos de la península.

Maldivas

Maldives Blue Force Maldivas

De noche nos vino el plato fuerte con una de las nocturnas más bonitas que hayamos hecho nunca, en Ali Thila. La verdad es que la vida submarina cambia de la noche al día ostensiblemente, cuando por ejemplo, las tortugas o peces loro duermen tranquilamente pero los pulpos o peces león salen en busca de la cena. Aquí vimos mucha vida pequeña interesante también, como pequeñas gambas, una carmelita bastante difícil de ver, muchas morenas y tortugas, todo con la única luz de nuestras linternas.

Qué mejor para celebrar lo mucho que nos estaba gustando todo, que un buen jamón ibérico con picos y queso en el bar del barco. Cual truco de magia, el genio de Álex, un madrileño de pro y reincidente de Maldivas, se sacó esa noche un as de la manga invitándonos a todos a su mercancía de contrabando jeje. Y aunque en Maldivas no dejen entrar productos derivados del cerdo, Álex es perro viejo y se las sabe todas. Para no romper la tradición que lleva haciendo durante años, allí que fuimos raudos y veloces a la barra del bar para disfrutar del jamoncito. Qué bien sienta a tantos km de casa ese preciado manjar!

Maldives Blue Force Maldivas

Continuará…

6 comentarios

  1. Estoy segura que con Fernando y silvia el exito esta asegurado, que buen tio!!! y buen buzo.
    Coincidimos en el Mar rojo con él y estamos deseando volver a coincidir en algun destino, si bien 1175 esta muy bien de precio, ya 1700………en fin habrá que ir algún día, muy bueno el blog Felicidades

    • Hola Conchi, gracias por echarle un vistazo al post. Como bien dices con Fernando y Silvia genial porque a parte de buenos guías son buena gente y eso siempre es un plus. El precio en Maldivas se va un poco de madre y la ruta sur aún más pero como decimos siempre salen ofertas y realmente vale la pena.
      Gracias por tus palabras y tu mensaje! Un saludo!

  2. Os felicito por esos días y ese viaje. Y muchas gracias por el relato y las fotos. Sois grandes, si.
    Sabéis que os sigo, con gratitud.
    Un saludo, para los dos

    • Muchas gracias Silvia por valorar eso! Maldivas bajo el mar es precioso pero tiene un problema gravísimo con los residuos en el océano, es un problema global que las revistas y agencias de viajes se encargan de esconder muy bien. Saludos!

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