AméricaBrasilCon arena en la mochilaParque Nacional de Jaú Amazonas Brasil

La Amazonia o la cuenca del Amazonas es el mayor bosque tropical del mundo comprendiendo nueve países, de los cuales Brasil y Perú se llevan la mayor parte. El «pulmón del planeta», formado por el río Amazonas y toda la selva amazónica formada a su alrededor, fue declarado en 2011 maravilla natural del mundo. Con una biodiversidad sin precedentes, había sido un sueño viajero desde hacía tiempo, aunque la experiencia va más allá que el simple avistamiento de los animales.

Antes de ir nos habíamos informado bastante y cabe decir que para la experiencia sea óptima, uno no debe esperanzarse con un lugar donde los animales campan por doquier a sus anchas y los avistamientos son fáciles. Debido a la densa vegetación y también al intenso tráfico animal que existe en Brasil, ver animales no es fácil. Es por esto, que desde un primer momento incluimos también el Pantanal en nuestra ruta, un ecosistema parecido pero más apto para tal objetivo. La experiencia que uno se lleva en el Amazonas es sobretodo los paseos en canoa, la inmensidad de la selva y sus sonidos, el intercambio con los lugareños que viven en los ríos o el simple hecho de dormir en un entorno natural increíble.

Parque Nacional de Jaú Amazonas Brasil

Mi historia personal con el Amazonas no empezó con este viaje, sino muchos años atrás en las década de los 90 en el Museo de la Ciencia de Barcelona. Lo recuerdo como si fuera ayer, a pesar que entonces no era más que un enano. Una exposición de la selva amazónica, un mapa de Sudamérica con lucecitas rojas que representaban la deforestación incipiente y un contador del paso de los años. A medida que avanzaba el contador, se iban apagando lucecitas e iba aumentando la deforestación, hasta llegar al año 2000 y pico donde quedaba una ínfima parte. Fue en ese justo momento en el que me dije: “Antes de que esto ocurra yo debo ir a ese lugar”. Y finalmente fui, con ya pasados los treinta a la Amazonia brasileña, preparado para ver lo mejor y también lo peor…

Manaos

Tras nuestro paso por el Pantanal, llegábamos a Manaos pudiendo ver desde el aire una pequeñísima parte de todo lo que abarca la selva. Muchísima vegetación, alguna carretera y la consiguiente deforestación a lado y lado. Ilusos de nosotros, cada “pequeño” afluente que veíamos entre tanto verde, creíamos que era el río Amazonas, pero cuando este hace acto de presencia te hace ver la inmensidad del asunto.

De camino al centro de la ciudad pudimos ir comprobando el calorazo que tendríamos durante estos días… 40 grados con sensación térmica de 46! Si a esto le añadimos la humedad de la selva, sabíamos que nos esperarían días de sudor a raudales. El aspecto de Manaos no es nada halagüeño, sobretodo en el centro y la zona portuaria. La mala fama de la ciudad es de sobras conocida, aunque como en todas las grandes urbes de Brasil, extremando las precauciones lógicas no debe pasar nada.

Manaos Amazonas Brasil

Manaos Amazonas Brasil

Nuestro primer día en Manaos, tan sólo era una escala para el tour por la selva de siete días que íbamos a realizar, más concretamente al Parque Nacional de Jaú. Tras los días sin apenas ropa en el Pantanal y contando lo que nos venía encima, necesitábamos una ducha sí o sí y un buen descanso. Optamos por alojarnos en Ecosuites Hotel Manaus (Rua Dr. Moreira 168B), un hotelito moderno a muy buen precio la habitación de cuatro personas y en pleno centro histórico. Sería nuestro penúltimo lujo, ya que el último sería comer en el restaurante peruano y cevichería Puro norte (Rua Lauro Cavalcante). No hemos estado en Perú pero habíamos oído de su buena cocina y en Manaos hay unos cuantos restaurante buenos dada la cercanía del país andino. Este era de campeonato y por cuatro chavos acabamos hartos de ceviche y lomo asado.

Ecosuites Hotel Manaos Amazonas Brasil

                                           Cevichería Puro Norte Manaos Amazonas Brasil

Cevichería Puro Norte Manaos Amazonas Brasil

Al atardecer el aspecto de la ciudad cambia por completo y si bien parece agradable pasear por sus mercados y disfrutar del puerto, a partir de ese momento todo el mundo desaparece y los comercios cierran. Desde la ventana del hotel pudimos ver la fauna nocturna que sale y la verdad sea dicha, lo mejor que uno puede hacer es resguardarse a cal y canto y mejor no pasear ni por el centro ni el área portuaria donde los taxis ni se acercan.

Nuestro tour

Al día siguiente todo estaba preparado, quedamos con Jack de Tarzán Amazon Tours (Rua Lauro Cavalcante, 217) al cual habíamos conocido el día anterior a nuestra llegada y con el que habíamos reservado el tour. En su oficina conocimos al que sería nuestro “guía” por decirlo de alguna forma, Luis, todo un personaje que nos sacaría de quicio. Ya en el puerto de Manaos nos esperaba la embarcación y allí se presentó Cosmo, el tercero en discordia. “Esta es vuestra casa para los siguientes siete días” dijo riéndose. Con esta frase se presentó el que era capitán de la embarcación y que acabó siendo guía improvisado dadas las circunstancias. Un hombre curtido con mil batallas por contar, que había contraído la malaria diez veces y se notaba que conocía cualquier rincón de la selva. Una vez allí recorrimos los diferentes muelles y mercados para tomar provisiones y prepararnos para salir. Entre kilos y kilos de pescado y fruta y cientos de barcas y barcos grandes que surcaban el Río Negro, nos fuimos abriendo paso con nuestra barcaza para quince personas pero que ocupábamos entre seis. Nos despedimos de Jack que no nos acompañaría y dejamos Manaos a lo lejos pasando bajo el puente que conecta la ciudad con Iranduba en sus más de tres km.

Manaos Amazonas Brasil

Manaos Amazonas Brasil

Manaos Amazonas Brasil

               Manaos Amazonas Brasil

La posibilidad de contratar un tour en Manaos para visitar el Amazonas es bastante variada. De hecho, a pesar de ser el principal punto de partida, también hay otros interesantes a lo largo del Amazonas como Alter do Chao o Santarém. La mayoría de tours que parten de Manaos constan de 4, 5 días por la selva sobretodo en la zona sur de la ciudad, en los alrededores del Río Juma combinando dormir en la selva y estancia en lodges.

Estuvimos buscando mucho una zona más remota, bien preservada y en la que enteramente se durmiera en plena selva o con locales. Descartamos las zonas indígenas fronterizas con Colombia y Venezuela donde existen verdaderas tribus como los Yanomami y que sólo tienen acceso unos pocos privilegiados. Dejamos también atrás en el camino la Reserva de Mamirauá, de la que habíamos visto muchos reportajes pero el precio también es prohibitivo. Finalmente nos quedamos con el Parque Nacional de Jaú, la mayor reserva selvática del país y una zona muy preservada. La verdad es que pintaba muy bien pero muy pocas agencias llegaban hasta aquí.

Manaos Amazonas Brasil

Manaos Amazonas Brasil

                                            Manaos Amazonas Brasil

Finalmente reservamos con Tarzán Amazon Tours para 7 días (dado que el mínimo necesario para llegar a Jaú son 6) donde se incluía el transporte en barco, guía en español, todas las comidas y dormiríamos todos los días con locales o en la selva. El precio fue de 80 euros por día, 560 euros en total y distaba bastante de lo que nos daba Amazon Backpackers o Lo Peix (un catalán afincado en Manaos que hace tours con su barco) otras dos agencias que también llegaban a Jaú.

En cuanto a la empresa elegida hubo luces y sombras sobretodo en cuanto a la comida, la incompetencia de nuestro guía Luis y algunas cosas del programa que no se cumplieron. Allí les gusta nombrar a muchos tours “survival”, con el aliciente de comer lo que se pesca y hacerlo lo más aventurero posible, pero no es lo que elegimos nosotros. Nos gusta la aventura pero también nos gusta ir bien preparados a un lugar así y quizás confiamos demasiado en que la agencia comprara provisiones de sobra, cosa que no ocurrió. Lo que creíamos que sería un tour de aventura se convirtió más en una experiencia de supervivencia, algo que nos esperábamos un poco y está chulo, pero que tampoco priorizábamos para nuestro tour. Ya iremos contando a medida que pasen los acontecimientos.

Manaos Amazonas Brasil

Remontando el Río Negro

jau

El trayecto hasta llegar a nuestro destino no sería largo sino lo siguiente, a pesar que todavía no lo sabíamos. Nos dirigíamos al Parque Nacional de Jaú, situado a unos 200 km Río Negro arriba, al noroeste de Manaos y nuestra primera parada sería una de las islitas del Parque Nacional de Anavilhanas. En ella paramos para visitar una aldea de indígenas cabóclos, descendientes de los primeros portugueses que llegaron a Brasil y que hoy en día viven en los márgenes de los afluentes del Amazonas. Una empinada escalinata subía hasta un promontorio donde  tenían sus cabañas y su patio principal. El jefe de la comunidad nos dio la bienvenida y pudimos dar una vuelta para curiosear.

Río Negro Amazonas Brasil

Río Negro Amazonas Brasil

Parque Nacional de Jaú Amazonas Brasil
Río Negro Amazonas Brasil

                          Río Negro Amazonas Brasil

En aquel momento estaban asando un pequeño yacaré y un armadillo y es que esta gente vive sobretodo de la caza y la pesca en el entorno que les rodea. Como era de esperar, todos iban vestidos con sus respectivos trajes ancestrales, pero eso no quita que fuera de la vista del turista vayan con ropa normal y visiten Manaos para comprar alguna cosa de vez en cuando. Hoy en día las verdaderas tribus que viven aisladas en reservas indígenas protegidas, se encuentran como decíamos en zonas fronterizas con Colombia, Venezuela o Perú y son de muy difícil acceso y costo prohibitivo. Es de esperar que quizá alguien se lleve una decepción si lo que viene buscando es esto por eso es conveniente saberlo con antelación y disfrutar de los simpáticos cabóclos que también tienen su punto de curiosidad.

Río Negro Amazonas Brasil

Río Negro Amazonas Brasil

Dejamos la isla y nos adentramos en el Parque Nacional de Anavilhanas, pasando un sinfín de mini islitas y manglares que en la época seca dejan al descubierto playas de arena blanca. En este punto el Río Negro alcanza los 27 km de anchura y parece prácticamente un mar abierto. Casi 400 islas se distribuyen durante 90 km de largo formando el archipiélago de agua dulce más grande del mundo. Aquí el caudal es enorme y ojo porque la profundidad del río es de unos 300 metros!

Fue aquí donde vimos por primera vez los famosos “botos” o delfines rosados, los delfines más grandes de agua dulce. Se caracterizan por su enorme hocico delgado y la posibilidad de mover el cuello al no tener las vértebras cervicales fusionadas. Esto les permite adentrarse en los bosques inundados para cazar su presa entre las raíces pudiendo también dar marcha atrás. Empezaron a aparecer asiduamente realizando el típico bufido y mostrando su lomo y más adelante íbamos a tener la posibilidad de verlos de cerca.

En nuestra siguiente parada llegamos a un embarcadero donde algunos de ellos venían diariamente a ver si pillaban  algo. Son bastante sociables pero también vulnerables y peligran por la caza y la minería ilegal en la cuenca del Amazonas. Los animales son salvajes y en ningún momento están recluidos sólo vienen si quieren, pero se nota que están acostumbrados a la presencia humana. Hubo unos cuatro o cinco que se acercaron, desde uno pequeñito hasta uno adulto que mediría unos 2’5 metros. Sería la primera vez que tuvimos la ocasión de bañarnos en el Río Negro y comprobar la alta temperatura del agua, estaba ardiendo! La visibilidad desaparece apenas un metro y dicho sea de paso, da respeto meterse dentro.

Parque Nacional de Jaú Amazonas Brasil

A poca distancia de allí paramos a comer en uno de los tantos restaurantes flotantes que hay, para degustar algunos de los pescados de la región de Amazonas, quizá lo más típico de la zona. Preparados de manera sencilla pero bien aderezados, probamos el tambaquí y el pacú y la verdad es que estaban la mar de buenos. En aquel momento el guía Luis dio su primer síntoma de egoísmo devorando todo lo que pillaba a su paso, pero en un primer instante nos resultó incluso gracioso. Días más tarde no lo vimos tanto y le maldecimos en diversas ocasiones jeje.

Río Negro Amazonas Brasil

                   Río Negro Amazonas Brasil

Tras la comida nos esperaban unas cuantas horas de ruta hasta llegar a Novo Airao, la última población donde llega la carretera en el Río Negro. Desde aquí hasta Sao Gabriel de Cachoeira en la frontera colombiana no hay ninguna otra población con comunicaciones, todo es agua, selva y aldeas dispersas. En Novo Airao dormimos en una pensión de mala muerte llamada Pensión Jaú. La pensión parecía más una prisión y dormiríamos acompañados de las cucarachas tamaño critter que habían en la ducha. En principio pensábamos que llegaríamos a Jaú el mismo día, pero tras las dos paradas y el rato de la comida sólo nos dio tiempo a llegar a la mitad del trayecto. Cerca de allí se encuentra Velho Airao, población en ruinas en mitad de la selva que tendríamos que haber visitado pero no lo hicimos. Lo curioso de las ruinas es que esta antigua localidad quedó arrasada por las hormigas de fuego, aquellas que vimos en Pantanal y potencialmente mortíferas en masa. Nos contaba Cosmo que murieron muchas personas y todo el mundo tuvo que ser trasladado a la Nueva Airao o Novo Airao posteriormente.

Río Negro Amazonas Brasil

Pensión Jaú Novo Airao Amazonas Brasil

                   Pensión Jaú Novo Airao Amazonas Brasil

A la mañana siguiente recorrimos la otra mitad del trayecto hasta la Base Carabinani, entrada principal al Parque Nacional de Jaú por víaa fluvial. Por el camino vimos más delfines y un río inmenso que no esperábamos. Las dimensiones y el caudal del agua son enormes, así como las ganas que teníamos de pisar tierra firme porque nos dolía el culo de tanto barco! Para comer improvisamos en una de las orillas antes de entrar al parque. Luis se sacó de la manga un pollo bastante rico y hasta aquel momento parecía que se desenvolvía bien. A nuestro alrededor sólo había agua y vegetación y sentados en unas rocas comimos disfrutando del paisaje y los delfines que por allí pasaban.

Río Negro Amazonas Brasil

Parque Nacional de Jaú Amazonas Brasil

Río Negro Amazonas Brasil

Con la broma empezó a decirnos que cuando la comida se acabara y el hielo de la nevera no diera para más, habría que cazar lo que pillaramos. Pero no vamos a un parque nacional? Como que cazar, no está prohibido? Enseguida le cortamos el rollo y le hicimos ver clara nuestra postura. En el barco había una caña que tendrían que pasar de incógnito para poder pescar durante los días que estuviéramos por allí. Ya nos olíamos lo que ya sabíamos, en Brasil todo vale.

Río Negro Amazonas Brasil

Río Negro Amazonas Brasil

Parque Nacional de Jaú Amazonas Brasil

Parque Nacional de Jaú – Río Jaú

Llegábamos a nuestro destino, el Parque Nacional de Jaú, mayor reserva selvática de Brasil y mayor parque natural del mundo con selva tropical húmeda intacta con casi 24000 km2. Fue creado como parque en 1980 y declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad en 2003. Con todos estos datos parecía imposible que no fuera un lugar increíble, que lo es, pero a lo largo de los días descubriríamos muchas sombras, y claros signos del poco cuidado que se tiene en Brasil con el medio ambiente.

En la Base Carabinani mostramos la autorización necesaria para entrar, ya que al ser Parque Nacional es administrado por el IBAMA (Instituto Brasileiro do Meio Ambiente e dos Recursos Naturais Renováveis). Un simple muelle donde atracar el barco y con unas habitaciones para dormir, es el refugio de los guardaparques que controlan el paso de las embarcaciones. El libro de firmas te da la idea de la poca gente que pasa por allí, prácticamente casi nadie.

Parque Nacional de Jaú Amazonas Brasil

En la orilla izquierda del Río Negro se extienden los tres principales afluentes pertenecientes al Parque Nacional de Jaú: río Carabinani, Jaú y Unini. Una vez pasado el trámite de la entrada nos esperaba un rato más entre manglares e islas hasta llegar a nuestro refugio. El lugar en cuestión donde pasaríamos los dos próximos días era un refugio abandonado de los guardaparques en la orilla del río Jaú y rodeado de selva. Por supuesto estaba cerrado a cal y canto, no había ni electricidad ni agua y lo único que utilizábamos era el porche, donde había unos ganchos para poder colocar las hamacas.

La idea de dormir en plena selva y desprotegidos ya nos gustaba más que la Pensión Jaú del día anterior y nada más llegar dimos una vuelta por los alrededores sin alejarnos mucho. En ese momento, tras el “jartón” de pescado del día anterior y de Coca Cola que se había metido, nuestro querido guía Luis empezaba a encontrarse mal, así que decidimos dar una vuelta por libre. Esa primera noche nos dormimos con los sonidos de la selva y con la compañía de alguna tarántulas que habíamos visto en los árboles de alrededor, del tamaño de una mano.

Parque Nacional de Jaú Amazonas Brasil

Parque Nacional de Jaú Amazonas Brasil

Parque Nacional de Jaú Amazonas Brasil

Parque Nacional de Jaú Amazonas Brasil

Parque Nacional de Jaú Amazonas Brasil

Al día siguiente, conoceríamos a uno de los pilares de este viaje (y nunca mejor dicho) y la que sería verdaderamente nuestra guía en aquella zona, la gran Claudette (pronunciado Claudeche o Claudechi  para los amigos). Claudette era una mujer nacida, criada y educada en la selva en pleno Jaú y que como ella decía, moriría allí apartada de toda civilización próxima. Su pequeña y solitaria casa de madera, se encontraba a escasos 5 minutos de nuestro refugio. Ella con su marido y sus dos niñas eran una de las familias caboclas que habitan en el Parque Nacional. Son pocas para la inmensa extensión de terreno que hay y viven prácticamente en solitario. El gobierno de Brasil les permite vivir en este vasto territorio y de hecho son gente que no necesita más para ser feliz y tampoco quiere trasladarse a Manaos o a otra gran ciudad. Claudette de vez en cuando recibe turistas para enseñarles los alrededores y ganarse a cambio algunas cosillas para la vida diaria, una botella de coca cola, arroz, cebo para pescar…

Los caboclos, en teoría, son los únicos que legítimamente pueden vivir de la pesca y la caza en la zona. De hecho, como nos comentaría más tarde, Claudette relataba que apenas hacía dos semanas tuvo que matar un jaguar que merodeaba su casa siendo una grave amenaza para sus hijas y animales. Una lástima y una muestra más del poder invasivo del ser humano, pero que puedes decirle a esta gente que forma parte de la vida en el Amazonas.

Parque Nacional de Jaú Amazonas Brasil

               Parque Nacional de Jaú Amazonas Brasil

Parque Nacional de Jaú Amazonas Brasil

Parque Nacional de Jaú Amazonas Brasil

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Con ella hicimos nuestra primera caminata o trilha como allí la llaman, por un sendero en el interior de la selva al cual llegamos en canoa. Claudette no necesitaba mucho para caminar entre la vegetación, tan sólo un roído machete que le hacía abrirse paso con dos movimientos de brazo rápidos y eficaces. Iba con su gorrillo de lana, a pesar del calor y la humedad terrible que allí hacía, un par de chanclas y dando pasos agigantados.

Nos enseñó un montón de cosas que sólo los que se han criado en la selva pueden saber. Árboles con poder medicinal, resina como ambientador natural, el árbol de donde se extrae el caucho o las lianas de donde se puede extraer agua potable, que son bastante gordas. A pesar de no ver ninguna, nos indicaba que tuviéramos cuidado con las posibles serpientes y con su acento brasileño nos hablaba como si la comprendiéramos de toda la vida. En ese momento Luis no podía ni con su alma y tan sólo lo veíamos sudar, ir a remolque nuestro y traducir a duras penas. El guía estaba jodido y en su momento más bajo.

Parque Nacional de Jaú Amazonas Brasil

Parque Nacional de Jaú Amazonas Brasil

Parque Nacional de Jaú Amazonas Brasil

                         Parque Nacional de Jaú Amazonas Brasil

Parque Nacional de Jaú Amazonas Brasil

Parque Nacional de Jaú Amazonas Brasil

Parque Nacional de Jaú Amazonas Brasil

Llegamos hasta una bonita cascada con una poza en plena selva y descansamos un rato por Luis, ya que el calor era extremo. Vimos también insectos palo, orugas urticantes rarísimas, algunas arañas y en definitiva disfrutamos del paisaje. El ritmo que imponían los gemelos de Claudette no lo soportaba Luis que parecía un niñito de ciudad y cada vez iba a peor. Al volver al refugio, Cosmo había pescado un par de tucunarés los cuales hicimos nosotros mismos al fuego y a partir de ahí, Luis claudicaría para no volver.

Parque Nacional de Jaú Amazonas Brasil

Parque Nacional de Jaú Amazonas BrasilParque Nacional de Jaú Amazonas Brasil

Parque Nacional de Jaú Amazonas Brasil

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                        Parque Nacional de Jaú Amazonas Brasil

Por la tarde volveríamos a casa de Claudetye esta vez para dar un paseo en canoa, otra de las típicas actividades en el Amazonas. Fue Cosmo quien se sumó como guía improvisado y con el cual acabamos teniendo más confianza, ya que se movía como pez en el agua por la selva y contaba todo tipo de historias. Según decía, su padre trabajó con Chico Mendes, un activista ambiental brasileño que luchó contra la deforestación en el Amazonas y fue asesinado en 1988. El grupo mexicano Maná le dedicó la canción «Cuando los ángeles lloran».

Divididos en dos grupos, Adri y yo iríamos en una canoa con Claudette y Jeni y Ely en otra con Cosmo. Nos dirigimos a través del Río Jaú a uno de los denominados igapó o bosque inundado. Nada más adentrarnos nos pareció estar en un bosque de hadas, una de los lugares más bonitos que hayamos visto en este tipo de ecosistema de bosque tropical lluvioso como es la Amazonia. El silencio lo invadía todo y tan sólo se escuchaba el remo de Claudette apartar el agua negra que nos rodeaba. Cientos de árboles salían del agua para cubrir todo por encima de nuestras cabezas.

Parque Nacional de Jaú Amazonas Brasil

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Parque Nacional de Jaú Amazonas Brasil

Parque Nacional de Jaú Amazonas Brasil

Parque Nacional de Jaú Amazonas Brasil

Las canoas que llevábamos no daban confianza alguna, de hecho teníamos que ir achicando el agua con un barreño, pero eso le daba más emoción al asunto. Cuando le venía en gana a Claudette pillaba el recipiente y se llevaba una bocanada de agua del río a la boca, sin problema, estaba hecha para todo. Era impresionante ver ese agua quieta con el reflejo de los árboles y no poder saber lo que llegaría a esconderse allí abajo.

Ya volviendo paramos al lado de una madriguera de nutrias gigantes o ariranha como allí la llaman. Había huellas recientes y restos de pescado recién comido, así que Claudette nos dijo que debían estar cerca. Ya de nuevo en la canoa se produjo uno de los momentazos del viaje. Yo me había perdido las nutrias en el Pantanal al ir en otra barca distinta del resto y tenía muchas ganas de verlas. Todos estábamos en silencio cuando de repente Claudette empezó a “cantar” por así decirlo, imitando el sonido de estos animales. Poquito a poco empezaron a surgir unas cabecitas del agua a lo lejos, se trataba de un grupo de nutrias que se sintieron atraídas por el sonido.

Parque Nacional de Jaú Amazonas Brasil

Parque Nacional de Jaú Amazonas Brasil

Parque Nacional de Jaú Amazonas Brasil

Parque Nacional de Jaú Amazonas Brasil

Parque Nacional de Jaú Amazonas Brasil

Cada vez que ella hacia su particular grito, las ariranhas contestaban con un ruido estremecedor que retumbaba por todo el bosque inundado. Se llegaron a acercar a unos metros nadando y sacando la cabeza hasta que finalmente se sumergieron y se escabulleron. Fue un momento mágico que siempre recordaremos, el ver la conexión entre un animal salvaje y un humano criado en plena naturaleza de una manera tan fuerte y cercana.

Al volver a casa de Claudette para dejar las canoas nos entretuvimos hasta que casi oscureció. Justo al lado tenía una portería con una pequeña esplanada y dos de sus primos estaban jugando a fútbol. Adri y yo no nos resistimos y acabamos jugando con ellos una “seguidilla” para batirnos en la portería. Aquello acabó en un más que competido Brasil – España jaleado por los gritos de Cosmo y Claudette que iban con Brasil y Ely y Jeni que iban con nosotros. Dimos el do de pecho y nos impusimos con rotundidad, era nuestro deber!

Esta fue una de las experiencias que más nos gustó y finalizamos uno de los días más completos que tuvimos allí. Ese momento de risas con gente que vive de una manera tan distinta a la nuestra en aquel rincón del mundo, nos llenó de felicidad. Momentos sencillos pero llenos de energía que uno no se espera y que finalmente acaba recordando.

Parque Nacional de Jaú Amazonas Brasil

15 comentarios

  1. Felicidades por el post, chicos.
    Una maravilla para todos aquellos a los que nos gustan este tipo de destinos. Una lástima lo de vuestro guía, yo viví algo parecido en el Orinoco, pero al final hay que quedarse con lo positivo, que no es poco.
    Sólo cuando estás allí te das cuenta de lo complicado que es moverte por el bosque tropical y de la enorme infraestructura que se necesita para avanzar unos pocos días a través de la selva.
    Aún así y aunque nuestro paso por esos lugares se limite a un fugaz paseo por la zona, son recuerdos que nunca se pueden olvidar.
    Un abrazo.

    • Hola Aitor, mejor explicado imposible. Procuramos quedarnos con lo positivo siempre y en un paisaje como el Amazonas uno no se puede quejar. Vale la pena toda la aventura hasta llegar a un sitio así, es con lo que te quedas finalmente.
      Estuviste en el Orinoco y Venezuela… lo acabamos de ver en tu blog. Pues echaremos un vistazo porque nos encantaría ver esa zona, debe ser también espectacular.

      Un abrazo y muchas gracias por tu comentario!

      Robert y Ely

  2. Me ha encantado. Lo he leído de pe a pa, sin dejarme ni media frase. La verdad es que sois bastante más aventureros que nosotros. Aunque digáis que es una aventura controlada, no me veo durmiendo en estos garitos. Vaya uno el Luis, la verdad es que tele marinera. ¿Os quejasteis al volver a Manaos?

    • Hola Jordi, nos alegra que te haya gustado, enhorabuena por leerte el tochazo de post que tocó esta semana jajaja.
      Controlado (o no) sí que es cierto que nos gusta buscar ese pequeño toque de adrenalina en cada destino y este no se quedó corto.
      Al volver a Manaos dimos nuestra opinión al respecto educadamente y luego enviamos un mail más amplio del que nunca obtuvimos respuesta.

      Un saludo!
      Robert y Ely

  3. Wonderful post guys! Congratulations! Wow this is true adventure so good on you! Your article made us want to be there right now! In January 2017, we are taking a year off and we will probably spend 6 months in South America then we will probably go to Europe. We will make sure to keep all your travel tips in mind when we can make it to Brazil! Your post made us want to go to some the places you went! Keep up the great work guys!
    Patrick and Cecile from http://www.travel4lifeblog.com

  4. Enhorabuena por el post!

    Es super detallado. Es uno de mis destinos marcados, el poder pasar unos días en la selva.

    Una auténtica pasada poder presenciar de cerca esas nutrias.

    Un saludo

    • Gracias Rubén! La Amazonia hay que verla, es única en el mundo. Las nutrias cuesta mucho verlas ya que están en extinción lamentablemente. Justo esta mañana acabamos de publicar un post del Parque Nacional del Manu en Perú donde estuvimos en Septiembre pasado y también las vimos. Un saludo!

      Robert y Ely

  5. Muchas gracias por compartir vuestra experiencia, me ha ayudado mucho.En agosto iniciaremos ruta desde Leticia hasta Manaos,espero encontrarme más personas como Claudette y ninguna como Luís.

  6. bueno el viaje
    nosotros estuvimos en el mismo parque aunque no lo recorrimos tanto,
    si hicimos desde manaos hasta rio tupana a un lodge excelente con grandes guías
    tupana jungle lodge, dormimos en la selva y recorrimos los igarapes y los igapos
    estuvimos 6 días y la experiencia fue muy buena
    en novo airao hicimos base en pousada bella vista, excelente porque en tupana no había agua caliente ni aire acondicionado, pero excelentes comidas.
    desde la posada con dos guías caboclos fuimos a velho airao y recorrimos el parque jau, también visitamos comunidades.
    Que pena no pudieron recorrer las ruinas un lugar mágico donde los animales se muestran para poder comer frutas como el copoazu y el cacao, dicho sea de paso riquísimos.
    novo airao comimos en un restaurante flotante que tenia unos bocaditos de queso excelentes para disfrutar con cerveza
    también lo primero que hicimos cuando llegamos a manaos y nos vinieron a buscar del logde fue hacer el encuentro de las aguas
    que pena lo de su guía.

    • Hola Rosa! Muchas gracias por tu comentario. La verdad que como fauna mil veces mejor el Pantanal, en parte mejor que no sea tan conocido a ver cuantos años dura así. El paisaje es muy bonito y variado. Amazonia hay que verlo en cualquier caso es muy bonito aunque cueste más ver animales. La hemos visto desde Brasil, Ecuador y Perú y en todos los lugares cambia.

      Un saludo!

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