Kennedy Space Center, la central de la NASA en Cabo Cañaveral

Nos íbamos a Cabo Cañaveral, nos tocaba visitar uno de los lugares más importantes del hombre en la carrera aeroespacial. Es en esta estrecha franja de tierra de casi 100 km de largo, donde Estados Unidos empezó en 1950 con los primeros lanzamientos de cohetes y las primeras actividades espaciales posteriormente supervisadas por la NASA. En la denominada Costa Espacial de Florida, más concretamente en Merrit Island se encuentra hoy en día el Kennedy Space Center, donde cualquiera puede vivir de primera mano todo lo relacionado con la llegada del hombre a la Luna y ver in situ el lugar desde donde se produjo… O esto nunca ocurrió?? Jeje.

Habíamos pasado la noche en una bonita casa a las afueras de Port St Lucie en una tranquila urbanización y la propietaria, nos dio las últimas indicaciones para llegar hasta Cabo Cañaveral. Nos quedaban casi dos horas de camino todavía y queríamos llegar bien temprano para aprovechar, ya que hay tal cantidad de cosas por ver que el lugar bien merece una jornada completa e intensa.

Dejamos la monótona Interestatal 95 que recorre la costa este de Florida y que acabaríamos conociendo al dedillo, para pasar por el puente que cruza el río Indian. De fondo ya se veía Merrit Island y el gran entorno natural que rodea toda esta zona. Al llegar al Kennedy Space Center, dejamos el coche en el parking que tiene un coste de 10 dólares y nos dispusimos a entrar directamente ya que habíamos reservado la entrada a través de su web. Foto de rigor con la bola – logo, símbolo de la NASA y pa’ dentro.

El horario de entrada es de 9 a 18h y existen varios tipos de ticket, pero los dos principales son el normal de 50 dólares (el cuál escogimos) y el de 75 dólares. Este último denominado KSC Up Close Tour, permite entrar en algunas áreas clave de trabajo y verlas más en profundidad. A parte de estos dos, hay pases para múltiples días, pases anuales o para los más frikis el Lunch with an astronaut, donde podrás conversar y comer junto con un astronauta de verdad, tú y unos cuantos más jeje.

Sin perder mucho tiempo, fuimos directamente a coger uno de los tantos buses que realizan el recorrido por Cabo Cañaveral visitando algunas de las instalaciones más importantes. El recorrido ha cambiado con respecto a la información que teníamos de años precedentes y tarda aproximadamente unas 2 h con todas las visitas. Dentro de los buses se pasan unos vídeos explicativos y el guía- conductor va informando a su vez por el micrófono.

Nada más salir nos dirigimos hacia el edificio VAB Vehicle Assembly Building o Centro de ensamblaje. Esta mole rectangular es reconocible desde lejísimos por el gran logo de la NASA y la bandera de Estados Unidos de dimensiones gigantescas. Es aquí donde, como su nombre indica, se emparejan los cohetes con las naves y donde en su día se construyó el Saturn V, que posteriormente se puede ver en otra parada. Al lugar en sí no se puede acceder, se ve desde fuera y ya impresiona con sus 160 m de altura, uno de los edificios más grandes del mundo.

Siguiendo el recorrido y justo al lado del VAB aparece la pedregosa pista por donde sale el “Crawler”. Y eso qué es lo que es? Pues otra burrada americana. Esta especie de plataforma con patas dispone de cuatro tanquetas para desplazarse y recorrer la distancia entre el VAB y las plataformas de lanzamiento… claro está con el cohete ya encima. Existen dos y cada uno cuesta la friolera de 14 millones de dólares. Han sido los protagonistas secundarios de todas las misiones hasta 2011 pasando por los programas Skylab, Apolo y transportando también los cohetes Saturn. El bicho es espectacular, mide casi 40 m y de él se ocupan treinta ingenieros. Lo peor es que para avanzar un sólo km consume 300 litros de gasoil!! Menuda ruina!! Suerte que la plataforma de lanzamiento no está muy lejos…

Avanzamos y pasamos por al lado de las míticas plataformas LC-39A y LC-39B. Aquí es donde ha habido un cambio con respecto a años anteriores. Antes, cercano al «Crawler», había una plataforma de observación donde dejaban subir a los turistas para ver en la lejanía las plataformas. Ahora, en cambio, el bus pasa directamente al lado pudiendo ver con detalle todo el amasijo de hierros desde donde despegan los cohetes.

Desde estas dos plataformas situadas casi a 5 km del VAB, al lado del mar, han salido la mayor parte de misiones hacia el espacio, incluyendo el programa Apolo con el ya conocido aterrizaje del hombre en la Luna. La verdad es que sin ser unos frikis del tema impresiona estar en un lugar único y que ha salido tantas veces por la tele formando parte de la historia de la humanidad.

La última parada y a la que más rato se dedica es al llamado Apolo / Saturn V center. Aquí los americanos hacen gala de su ingenio y su afición por la espectacularidad recreando hasta el más mínimo detalle. En un primer momento se pasa un vídeo (bastante patriótico por cierto) de la carrera del hombre por el espacio, haciendo hincapié en la competencia con la antigua Unión Soviética en plena Guerra fría. Los rusos, los primeros en poner al hombre en el espacio y los americanos picados, los primeros que tras muchos fallos pondrían al hombre en la Luna.

Tras esto se pasa a una sala, la Firing Room Theater, donde encontramos pieza por pieza la sala de control que un día sirvió para enviar las primeras misiones. Desde un escenario se recrea el momento de despegue y la verdad, está bastante logrado, aunque no adelantamos nada para que sea más sorpresa.

Después tras haberse puesto uno en situación y ya conocerse al dedillo todo, se pasa a un gran hangar donde uno se queda estupefacto al ver semejante construcción. Con todos ustedes el Saturn V!! El que aún hoy en día sigue siendo el más grande, pesado y poderoso cohete jamás construido por el hombre. Fue concebido para apoyar el programa Skylab, la primera estación espacial americana y también las misiones Apolo para llevar al hombre a la Luna entre 1966 y 1973.

El cohete está separado en todas sus piezas y puede observarse desde los motores, el tanque de combustible o un modo de alunizaje como con el que un 20 de Julio de 1969 Neil Armstrong puso un pie en la Luna. En el mismo hangar hay una exposición también con algunos objetos curiosos y trajes de astronauta prototipo o la furgoneta que trasladaba a estos hasta la plataforma de despegue. Sin duda, lo más interesante es una de las cápsulas originales con las que los astronautas caían al mar para posteriormente ser rescatados. El habitáculo es realmente pequeño!

                         

Salimos de aquí bastante satisfechos y pillamos el primer bus que pasaba para ya volver al Visitor Complex donde está la entrada. Como última parada, antes se realizaba una visita en el International Space Station Center. Nos hubiera hecho gracia ver como aún a día de hoy, trabajan en proyectos para la Estación Espacial Internacional pero ya no se puede visitar. A cambio, pudimos seguir disfrutando de los alrededores de la zona con varios avistamientos de caimanes y tortugas ya que el lugar está en plena naturaleza. Según el guía, la NASA ocupa tan sólo un 10% de toda la isla.

Al volver ya habíamos pasado una buena parte de la mañana con todo el tour en bus, efectivamente en toda una jornada apenas da tiempo para ver todo con calma. Nos fuimos a comer al Orbit Café, uno de los pocos restaurantes de comida rápida, aunque bien rica, que existen en el centro. Tras esto decidimos entrar a otra de las grandes atracciones del lugar: la exposición Space Shuttle Atlantis.

No sabíamos muy bien lo que nos encontraríamos dentro, pero lo que había en la entrada prometía. Dos pedazos de cohete unidos por el gran depósito de combustible color naranja y situados en vertical. Era el típico tantas veces utilizado en las misiones espaciales de los últimos años, para llevar acoplado los transbordadores espaciales.

Al entrar, nuevamente pasan un vídeo en pantalla envolvente para explicarte el programa de Transbordador espacial que se ha llevado a cabo en los últimos 30 años. El Discovery, el Atlantis, el Endeavour u otras que corrieron menos suerte como el Challenger y el Columbia fueron naves espaciales tripuladas y acopladas a los cohetes recuperables, como el de la entrada de esta exposición. De esta forma, estas naves podían ponerse en órbita para más tarde volver a la tierra aterrizando de forma autónoma como cualquier otro avión.

El Atlantis fue la última de ellas y realizó su última misión en 2011 poniendo punto y final al programa del Transbordador especial desarrollado por la NASA. A lo largo de todos estos años, ha intervenido en misiones para el telescopio Hubble, la ISS Estación espacial internacional o poniendo satélites en órbita.

La forma en la que el vídeo acaba y da paso a la exposición no la contamos pero es cuanto menos espectacular, realmente muy bien hecho. Una vez en la gran sala, podemos disfrutar de la gran nave espacial en todo su esplendor. Aún a día de hoy se le notan las marcas de deterioro del fuselaje y es bastante impresionante ver un bicho tan grande desde todos los ángulos posibles y que ha estado en el espacio. A partir de aquí se suceden muchos simuladores, objetos, trajes de astronauta o un gran reactor, una obra de arte de la ingeniería moderna.

Desde dentro del gran edificio se puede pasar directamente al Shuttle Launch Experience. Se trata de un simulador bastante logrado de lo que viene siendo un despegue y la posterior puesta en órbita. Cuanto menos es curioso quedarse completamente en vertical y sentir la fuerza de los cohetes despegando para más tarde experimentar el vacío ya una vez en el “espacio”.

Viendo la hora que era, declinamos entrar en el cine Imax 3D que dispone de varios pases con películas relacionadas con el tema espacial. Nos quedamos con la espinita pero nos faltaba ver todavía algunas cosas. De allí nos acercamos al Astronaut Memorial que no es más que un monumento, aunque en sus alrededores hay algunas maquetas para hacerse fotos frikis de esas donde tú pones la cara.

Casi en la entrada hay algo que se ve desde lejos, el Rocket Garden. En este espacio al aire libre hay ocho auténticos cohetes de los primeros años puestos en vertical. Aunque no alcancen el tamaño del de la exposición del Atlantis, resulta interesante ver la evolución entre estos cohetes más antiguos y los más modernos. De hecho, muy cerca de aquí se encuentra la exposición Early Space Exploration donde se explican los primeros pasos en la carrera espacial, en la turbulenta época de la Guerra fría.

Salimos de allí muy satisfechos aunque todavía nos quedaba una última visita en el Astronauts Hall of Fame. A pesar de pertenecer al Kennedy Space Center se sitúa a casi 10 km al oeste de Merritt Island, ya de nuevo en la península una vez cruzado el puente. El parking es gratuito. En este edificio la exposición se dedica enteramente a los astronautas y hay una larga colección de objetos personales y memorabilia. Al fondo, un hall muy patriótico con las caras y las misiones de cada uno de los astronautas americanos que han pasado por el espacio alguna vez. Armstrong se llevó la fama por ir tan sólo una vez y pisar la Luna, pero otros han realizado hasta ocho misiones en su vida.

El día había sido contundente cuanto menos y a pesar de aprovechar los horarios al máximo nos quedó el cine Imax por ver. Aunque uno no sea un apasionado del tema se puede aprender mucho de la historia reciente de la humanidad y a entender mejor para que leches sirve mandar tanta ferralla a miles de km de distancia. Cohetes, naves, trajes espaciales, simuladores, plataformas de lanzamiento… un sinfín de cosas que sólo se podrán ver aquí en Cabo Cañaveral y el Kennedy Space Center.