«Zoqueando!»
El zoco de Marrakech es el lugar de encuentro más importante de esta ciudad y uno de los zocos más grandes de África. Una autentica encrucijada de callejuelas donde comprar y regatear son las dos palabras claves.
Miles de adjetivos le describen: bullicioso, colorido, descarado, agobiante, alegre… Los olores nos invaden pasando por los puestos de olivas, frutos secos, jabones, especias o de babuchas de piel, quizá abrumador para los sentidos pero, sin duda, siempre te deja con ganas de más…
Los zocos empiezan su laberintico recorrido en la plaza Jemaa el Fna hasta la Madraza Ben Youssef aproximadamente. Ante todo que quede clara la idea… es imposible no perderse!! (Robert aceptó el reto y acabó perdiendo… no hay manera de orientarse entre tanto tenderete!!)
Los artesanos abren cada día sus puestecitos en los que podemos encontrarnos de todo. Los hay con un «poti poti» de recuerdos marroquíes o los hay especializados en una sola cosa. En este caso si estáis interesados en algo en especial, es mejor comprarlo en las tiendas especializadas en ese producto ya que las que tienen de todo suelen ser más caras porque compran el producto a las tiendas especializadas.
Nada más entrar, vemos que la cantidad de objetos que pueden llegar a tener en una misma tienda son infinitos! Cada puestecito está cargado y perfectamente ordenado «hasta las trancas». Así pues, podemos encontrar una diversidad increíble de cosas a la venta en zonas dedicadas al producto en cuestión.
En el zoco de los artesanos hay miles de artículos de decoración hechos a mano o incluso con los pies! Muchos artesanos buscan un pequeño hueco en la entrada de su comercio para sentarse a trabajar ante el asombro de turistas y locales.
En la zona de las lámparas, las tiendas rebosan de perfectos ejemplares grandes o pequeños pero siempre muy bien trabajados. Un buen lugar para comprarlas es la Place des Ferblantiers, en el barrio judío de Mellah al sur de la Medina. Los puestos de cerámica llenos de tajines y platos pintados a mano ofrecen una explosión de colores sorprendente.
El olor a cuero tan característico y que apenas sentimos cuando estamos entre esa trama de callejuelas…el zoco de los curtidores nos regala a la vista babuchas de todos los colores, bolsos, chaquetas, mochilas…
El zoco de los tintoreros donde podemos ver las telas colgadas y tintadas con especias naturales, que esperan sus días de secado antes de ser vendidas.
A la rica aceituna!! No ponen precio pero por suerte el día anterior habíamos entrado en un supermercado y sabíamos cuánto se pagaba por ellas… 2 euros el kg!! Así pues tras preguntar de puesto en puesto y que todos nos quisieran timar dimos con uno por ese precio… Que ricas están las aceitunas marroquíes!!! Una bolsita para ir picoteando mientras andamos sienta la mar de bien!
Los frutos secos y las deliciosas pastas árabes, mmmhh si es que todo está riquísimo!! En estos puestos medio kg de pastitas salía por 5 euros, y además siempre te añaden algunas más de regalo 😛
La Place des Epices, (Plaza de las especias) no muy lejos de Jemaa el Fna, nos regaló una imagen curiosa durante las fiestas de Ramadán… nada que ver con lo que se cuece allí cada día, la plaza estaba totalmente despejada de puestos de venta y en su lugar solo unos niños jugando a fútbol… Días después pudimos ver la diferencia al verla en plena ebullición. Cercana a esta está el zoco de las alfombras a cual más grande y trabajada aunque engorrosas para llevárselas a casa.
El zoco de las especias, se sitúa en la zona sur de la ciudad, también en el barrio judío de Mellah y cerquita al palacio Bahía. Perfecto para comprar especias a buen precio (mucho mejores que en los zocos principales o en la misma Plaza de las especias). Nosotros compramos en un mercado cerrado del zoco donde habían precios fijos pero buenos precios. Las especias más frecuentes suelen rondar entre los 2 y 5 euros el kg.
Mención especial merece el zoco de los curtidores o mejor dicho las curtidurías que sin duda, bien merecen una visita. Las curtidurías están alejadas de la zona central y el llegar a ellas sin toparte con cien mil “buscavidas” por las calles es casi, misión imposible.
Llegamos a ellas casi de casualidad buscando una supuesta fiesta bereber en honor al fin del Ramadán. Conocimos a uno que nos habló de la fiesta, luego de un amigo que estaba allí, luego de otro amigo que iba hacia allí… vamos que sin comerlo ni beberlo acabamos de camino a las curtidurías acompañados por un desconocido que se ofreció de buena gana…
Después de tanto leer sobre estos incidentes le dejamos claro desde un principio que nos negábamos a pagarle por acompañarnos, y que si no, podríamos buscarlas solitos. Llegamos a la puerta de una de las curtidurías y un amable hombre bereber salió a recibirnos. Ellos no se consideraban como los de la ciudad y no les gustaba regatear, él nos enseñaría el lugar y a cambio solo dejábamos la voluntad. Sonaba bien… A todo esto el acompañante improvisado cumplió su palabra… un saludo y se marchó sin intentar cobrarnos nada.
Una vez más el fin del Ramadán nos afectó haciendo que las curtidurías estuvieran vacías, sin trabajadores ni movimiento alguno. Aun así pudimos observar de cerca todo el procedimiento para curtir las pieles y sin la necesidad de oler el ramito de menta que te dan nada más entrar. Imaginamos que al no haber movimiento el olor fue mucho más soportable. Al final de la visita nos acompañó a una tienda de la cual salimos sin comprar ningún artículo y hay que decir que no nos insistieron en nada. Le dimos 3 euros por la visita y todos tan contentos!
Una manera sencilla de llegar a esta zona sin mucha dificultad es rodear la muralla de la Medina por la parte este hasta dar con la puerta de Bab el Debbagh que va a dar directa a la avenida del mismo nombre donde están todas las curtidurías, solo hay que pararse en la puerta de una de ellas y esperar a que te “inviten” a pasar.
Al rico tajín! Qué comer y dónde en Marrakech
La mala suerte quiso que con las fiestas del fin del Ramadán muchos de los locales no turísticos estuvieran cerrados. Aquí os dejamos un ejemplo de los lugares que nos gustaron y los que no nos gustaron tanto para meterse un buen cus cus o tajín!!
El famoso Chez Chegrouni
Situado en un lateral de la plaza tiene unas buenas vistas desde su terraza y la carta es bastante completa. El servicio nos pareció rápido y amable y la comida muy rica la verdad. El tajin de Kefta (una especie de albóndigas) es una de sus especialidades. El pero??
Cuando traen la cuenta te dicen que pagues el servicio recordándote repetidas veces cuanto es. En nuestro caso pedimos un cus cus, un tajin y bebidas, el precio total fue de unos 14 euros y ellos sumaron 2 euros de servicio… cosa que nos tocó bastante la moral. En fin, no está mal pero los hay mejores por el mismo precio!
L’Etoile
Situado en la calle Bab Agnaou, al ladito de la plaza, acudimos a él como última opción tras el rechazo de querer repetir en Chez Chegrouni y la «jodienda» de ver el resto de restaurantes “no turísticos” cerrados.
Lo cierto es que no estuvo mal, los precios eran parecidos al Chez Chegrouni, los platos estaban buenos y el servicio rápido y atentos. Su tajín de cordero con ciruelas y frutos secos estaba muy bueno. Lo mejor? Aquí nadie nos pidió pagar el servicio… dejamos lo que nos parecía correcto y santas pascuas!
El Bahja
Y por fin abrió!! Tras tres días de espera por fin pudimos ir a alguno de los restaurantes que queríamos probar. Este nos sorprendió nada más entrar… éramos los únicos guiris. Leer la carta parecía un chiste, los precios eran la mitad que el resto de restaurantes más turísticos y los platos estaban de lujo! Se encuentra cerca también de la plaza en la calle Beni Marine.
Robert se pidió un menú por 7 euros que incluía un tajin, una carne a elegir (pidió unos pinchos), una ensalada, un yogurt delicioso y un rico té. Yo pedí un tajin por 3 euros, lo que nos hizo un total de 11 euros con el agua por todo esto más el pan y las olivas que fueron gratuitos. Tampoco nos pidieron servicio y salimos de allí más anchos que panchos!
La terraza del Café de France y la terraza del Grand Balcon du Café Glacier
La perspectiva de la terraza del Grand Balcon du Café Glacier no tiene comparación y se puede pasar tranquilamente la tarde observando y haciendo fotos a la gente de la plaza. Por el contrario, el precio de las consumiciones es bastante abusivo y el servicio bastante seco y antipático.
Desde la terraza del Café de France obtenemos la típica foto de la plaza con la Koutoubia de fondo. Nos tomamos un té que nos pareció caro para los precios de allí 1’5 euros y además pretendían que pagáramos servicio también… Se nota que están acostumbrados al turista y abusan bastante de ello la verdad.
La gran decepción, los puestos callejeros de Jemaa el Fna
Comimos dos noches en los puestos y la verdad es que nos defraudaron bastante. Somos fans de la comida callejera pero siempre y cuando esta guarde un mínimo de calidad…
Nos metimos de lleno en una de las tres fileras de puestos y lo primero con lo que te encuentras es con todo tipo de acoso y gritos incesantes… «Pero donde coño nos hemos metio???» Eso era la guerra, a ver quién daba más, quien insistía más, quien gritaba más alto, quien te soltaba la frase más graciosa o la más grosera…
Escuchamos frases para no olvidar del estilo “garantizado, dos años sin diarreas” “aquí local climatizado y con piscina”, “más barato que en el mercadona” , “ayer me prometiste venir aquí, eres un mentiroso”…. En fin, unos te hacen echar unas risas mientras que a otros te entran ganas de mandarles muy lejos de ahí.
El primer día buscamos el famoso puesto 31 el cual estaba a reventar y con mucha cola esperando. Dimos una, dos, tres y hasta cuatro vueltas antes de decidirnos. Elegimos el puesto 25. Agua gratis y el té también, ale vamos a probar! Pedimos calamares, cuc cus, pastilla y unos pinchos además de las olivas, el pan y las salsas que te ponen ellos y que luego te cobran. Total comimos por 12 euros y la verdad es que la comida aquí no estaba nada mal aunque tampoco era una ganga.
La segunda noche, cansados del agobio de la gente, decidimos hacerle caso al que menos insistía de todos: puesto 86. Tras la experiencia nos quedó claro que los puestos callejeros no son la mejor opción para comer. A pesar de baratos los platos son muy pequeños con lo que tienes que pedir varios, están muy dedicados al turista y cualquiera que entre en ellos es una exquisita presa a la que no dejan hasta dar caza. Este último nos dejó muy mal gusto con un plato de calamares que era un auténtico atentado a la gastronomía! Estaban resecos no… lo siguiente! Luego todos quieren hacerse los simpáticos, salir en tus fotos e invitarte al té para que vuelvas o los recomiendes.
Una experiencia para probar una noche, vivir el ambiente y nada más ya que por el mismo precio hay restaurantes de mejor calidad y servicio de comida marroquí.
En el puesto 5 nos tomamos un delicioso té a la menta por solo 5 dirhams. En este mismo puesto tienen la famosa sopa harira por 3 dirhams. Viendo el resultado quizá lo mejor sea elegir un puesto que se dedique a un producto o a varios de la misma rama en concreto y no abarquen todo. Ya sean salchichas, pescado o té, los mejores (al igual que en los zocos) son los que se dedican a una cosa.
Compramos una cajita de pastas en uno de los tantos carritos que también tienen número y lo cierto es que tampoco lo recomendamos… en los zocos venden cajas más grandes, más buenas y por el mismo precio! Qué pena que lo descubriéramos al día siguiente!
Puestos de salchichas de cordero
Un gran descubrimiento! Estos carritos ambulantes aparecen de la nada a la hora de la comida para montar una gran humareda con olor a cordero. Por un euro te hacen un bocadillo de estas salchichas en menos de lo que canta un gallo!!
Pastelería y otros
La pastelería árabe es una delicia, a parte de comprar en los zocos, se pueden adquirir dulces en otros lugares como en la famosa Patisserie des Princes, también en la calle Bab Agnaou. Otra situada en la avenida Ibn Jabran es la pastelería Al Jawda, donde también hacen unos batidos muy buenos.
Aunque no tuvimos tiempo de más, llevábamos apuntados más restaurantes marroquíes con muy buena pinta como Chez Fatima Bereber, Casa Saada, Chez Yassin o Al Bahriya así que en otra ocasión caerán.
